martes, 24 de febrero de 2009

EL SUB COMANDANTE EN AGUASCALIENTES, AGS.

EVENTO MAMA CORRAL EN AGUASCALIENTES SE SOLICITA APOYO HERMANAS.




Comunicado de EL OTRO AGUASCALIENTES
MÉXICO

A las compañeras de el Otro Aguascalientes, de la Otra Campaña, de la Zezta Internacional y mujeres adherentes a la VI declaración:

Como parte de las celebraciones por el próximo día Internacional de la Mujer que lucha, las Comandantas del CCRI-CG del EZLN van a organizar un evento deportivo, cultural y político los próximos días 7 y 8 de marzo de este año del 2009, en el Caracol de Oventik, en Los altos de Chiapas.(TEXTO TOMADO DEL COMUNICADO DEL EZLN).

Por tal motivo el foro de EL OTRO AGUASCALIENTES hace la mas cordial invitación para que todas las compañeras y hermanas que esten en lucha formen parte de este evento organizando uno a la par en nuestro estado Aguascalientes para ser y crear una vena mas del movimiento y que las luces de lucha no se apagen en nuestras tierras Mexicanas, por eso hago este comunicado para que todos los hermanos y hermanas de aguascalientes nos organizemos para realizar un evento no importa la magnitud lo importante es estar presente en la lucha y abrir mas foros de apoyo para la gente que no tiene espacio tenga un lugar donde exponer su sentimientos ya sea cultural artístico político y/o deportivo.

Si podemos contar con su apoyo ponganse en contacto con el foro al correo:
elotroaguascalientes@live.com

Esperamos su colaboración en este proceso de lucha que no se ha extinguido que sigue flotando en el aire y que respiramos dia a dia, espero contar con el apoyo para organizar este evento en tierras del centro de México.

¡LIBERTAD Y JUSTICIA PARA ATENCO!
¡LIBERTAD , JUSTICIA Y PRESENTACIÓN CON VIDA DE PRES@S Y DESAPARECID@S POLÍTIC@S!

viernes, 13 de febrero de 2009

jueves, 12 de febrero de 2009

Libro: "noches de fuego y desvelo"



Noches de fuego y desvelo, un libro nacido para resolver problemas graves de salud en las comunidades zapatistas:
"El único que se va a enriquecer será, tal vez, el diablo... con las almas que se condenen al leerlo - mirarlo..."
De venta en Zapotecos No. 7,
Col. Obrera, D.F.
Información, al tel: (52) 55-5761-4236.
Libro: "noches de fuego y desvelo"
El subcomandante Marcos está enamorado, fascinado, erotizado, por una mujer-luz, pero para poder remontar el rechazo inicial y seducirla ha transmutado una vez más su persona y, desde la oscuridad, se ha convertido en el misterioso Sombra, el Guerrero, un caballero medieval con armadura y yelmo cuya rejilla cubre, una vez más, no sólo su rostro, sino su pasamontañas.

Ubicada entre la realidad y la ficción, esta historia de amor y erotismo, con imágenes de sexo explícito en las que el jefe rebelde del Ejército Zapatista de Liberación Nacional se muestra sin pudores -para delicia de sus admiradoras-, es recogida en el libro-objeto de arte Noches de fuego y desvelo (Colectivo Callejero).

Este bello volumen, como lo calificó el escritor Carlos Montemayor, fue creado con base en una atinada combinación de textos-cartas encendidas de Sombra, pinturas de Antonio Ramírez (revelado como Pinceles) y diseño de Efraín Herrera (Cuadratín).
Entre tumultos, el singular volumen -que cuesta 900 pesos, tiene un tiraje de mil ejemplares y cuyos recursos recabados se destinarán a proyectos de salud en comunidades indígenas de Chiapas-, fue presentado el viernes en la Casa Lamm por Carlos Montemayor, Herman Bellinghausen, Adriana Malvido y los autores.

Entrevista Carlos Monsivais a Sub Comandante Marcos



Marcos, "gran interlocutor"
El diálogo persiste
"Antes del 1o. de enero de 1994, jamás en México se había problematizado la cuestión indígena"
Carlos Monsivais
El paisaje tiene la expresividad del abandono. Luego de las horas tortuosas en un camino que no profetiza la existencia de las carreteras, y luego de esos viajes en el tiempo que son las constancias del aislamiento (desolación y anuncios publicitarios, miseria y rostros indescifrables para los expertos en videoclips), examino mi conocimiento (muy precario) de esta región, las imágenes recopiladas en siete años, las expectativas de los medios, la generosidad y la entrega de los representantes de la sociedad civil, las campañas de linchamiento informativo, mis encuentros y desencuentros con los zapatistas, mis conversaciones previas con el subcomandante Marcos.
Sin originalidad alguna, concluyo el recuento: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y Marcos, su líder, sí merecen el adjetivo: son históricos.
¿Es esto suficiente? No, desde luego, lo histórico en sí mismo no conlleva carga positiva o negativa. Pero si en lo histórico interviene la capacidad de iluminar vívidamente un gran tema/problema (un conjunto de tradiciones y de oposiciones), la aportación de estos rebeldes es considerable. Es evidente: antes del 1o. de enero de 1994, jamás en México se había problematizado la cuestión indígena con el entusiasmo, la producción de textos históricos, el debate múltiple y la acumulación de conocimiento de estos años. Revísense, por ejemplo, las publicaciones del 1o. de diciembre de 1988 al 31 de diciembre, y se advertirá la notable escasez y el paternalismo de la información sobre los indígenas.
La breve toma de San Cristóbal, el 1o. de enero de 1994, afecta al imaginario colectivo de México y, sectorialmente, de muchos otros países (¡la rebelión moderniza a indígenas que, además, tienen razón en su demanda de justicia!), y los medios nacionales e internacionales se lanzan en pos de lo impensable tras la caída del "socialismo real": una guerrilla a la antigua, con máscaras, pasamontañas o, según los zapatistas, "capuchones".
Días de furia y muertos, de imágenes estremecedoras en los periódicos y la televisión, el mensaje altanero y rígido del presidente Carlos Salinas el 6 de enero, la obvia debilidad militar de los alzados... y, de pronto, la sorpresa: la opinión pública, o el movimiento de voces y tendencias, se opone al aplastamiento de los rebeldes. No se cree en la violencia armada, pero importan las causas de la desesperación, y esto también es novedad respecto a otros movimientos guerrilleros -los dirigidos en los setenta en el estado de Guerrero por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas-, juzgados en su momento "sublevaciones de la premodernidad" o movimientos "exóticos".
Y a la recepción polémica del EZLN contribuye extraordinariamente su vocero, un personaje dúctil, inteligente, con facilidad de escritura y sentido del humor. Con el pasamontañas agregado a su identidad (la falta de rasgos como el rasgo sobresaliente), Marcos produce sin cesar cartas y documentos, se deja entrevistar, dialoga con distintos sectores de la sociedad. El revolucionario cede el sitio a un símbolo aislado de la modernidad, o algo semejante que permita hablar (sin bases) de "la guerrilla posmoderna".
En agosto de 1994 se efectúa la Convención Nacional Democrática. Allí llega a su clímax la habilidad escénica y verbal de Marcos y el comienzo de una etapa de aislamiento del EZLN. La Convención es una fiesta, un maratón de lugares comunes y de incomodidades, un acto de masas y una sesión de ilusionismo triste. Lo que sucede en las asambleas de la izquierda se repite en la Convención: los que más gritan parecen encarnar el sentido del acto. En el lugar de la sociedad civil, la ultraizquierda. Hay entusiasmo democrático, pasión auténtica... y los exorcismos de la inutilidad. Los gritos de "¡Muera el PRI! ¡Muera el PRI!", por vigorizantes que resulten en el momento, exhiben el voluntarismo que no capta lo que se avecina en las elecciones para Presidente de la República, algunos gobiernos de los estados, senadores y diputados. La furia dogmática se olvida de la maquinaria gubernamental y sus seis años de preparar con minucia la "legalidad".
En Aguascalientes, Marcos y el EZLN ofrecen el espectáculo de su capacidad de trabajo, de su inflexibilidad y de su fe en la Sociedad Civil (con mayúsculas). Allí se diluye lo aprendido en siete meses de habilidad argumentativa, y por eso se le confía la representación externa de los zapatistas a los grupos y personajes más sectarios, a los profesionales del quedarse solos, a los que se ratifican esa sentencia en la pared de las izquierdas: "Dadme un movimiento de masas, que yo os devolveré un grupúsculo".
En la Convención, Marcos es el centro. El ha insistido en su carácter de vocero del EZLN, y en su condición militar subordinada que lo hace subcomandante, y sin embargo él preside, a él se le protege claramente, él concentra las miradas y las admiraciones en medio de otra de las grandes paradojas: un movimiento clandestino es anfitrión de un sector representativo de la sociedad civil de izquierda y centro-izquierda.
En Aguascalientes, Chiapas, ante más de seis mil convencionistas y periodistas, Marcos lee una de sus piezas más elocuentes. De la Convención, afirma, ellos no esperan lo de siempre, pero en cambio aguardan. Sí, el inicio de una construcción mayor de la de Aguascalientes, la construcción de una paz con dignidad; sí, el inicio de un esfuerzo mayor que el que vino a desembocar en Aguascalientes, el esfuerzo de un cambio democrático que incluye la libertad y la justicia para los mayoritarios en el olvido. Sí, el inicio del fin de una larga pesadilla de esto que grotescamente se llama historia de México.
¿Qué no se ha dicho de Marcos y qué no ha dicho y escrito Marcos? No todos los análisis adversos han provenido de la mala fe, ni todas las alabanzas se desprenden de un examen racional. Los calificativos denigratorios se repiten: aventurero, provocador, cursi, poetastro, manipulador de inditos, farsante, mestizo que abusa del atraso de las etnias... Y algo similar sucede con los elogios: figura histórica, líder de la alternativa inesperada, conciencia moral de los marginados... Ante las avalanchas "de uno y otro signo" (para acudir a una frase del habla antisubversiva de hace treinta años), Marcos se defiende utilizando siempre el plural, el nosotros que busca reducir su papel y diluir su protagonismo. Desde luego no lo consigue. Los medios y los lectores requieren de las figuras que interpreten o emblematicen un movimiento que es, además, la propuesta de una toma de conciencia. Pero insiste: no soy yo, somos nosotros. En este punto se concentra la tensión del diálogo: ¿de qué manera se distingue el mesianismo del liderazgo democrático?
Al cabo de las horas de conversación, y en vísperas de la llegada de los enviados del EZLN a la ciudad de México al diálogo con los legisladores, me atengo a la certeza del principio: se le juzgue como se le juzgue, el subcomandante Marcos es uno de los grandes interlocutores de la sociedad mexicana y, en medida significativa, de otros sectores internacionales. Es un punto de vista, es una opinión, es un juicio sobre asuntos muy variados, es una voluntad de persistencia en busca de la paz digna y allí, en esta cualidad, radica su poder de diálogo.
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La cuarta reunión fue para el escritor "la más satisfactoria"
Monsiváis y el Sub: un mismo lenguaje
Los intelectuales hablaron sobre las erupciones de la derecha triunfante
LA REALIDAD, CHIS. Para alguien con agenda existencial tan abultada como Carlos Monsiváis, a quien la voz popular atribuye un don de omnipresencia, mito que su propia productividad cultiva con tanto que escribe y dice, polígrafo incansable e inalcanzable, cazador de declarantes y declarante él mismo a fuerza de su agilidad verbal y los inevitables de la fama, llegar a La Realidad debió significar, por lo menos, un cambio abrupto en sus rutinas (que son, a fin de cuentas, bastante poco rutinarias).
A contrapelo de su hábito urbano, al que le viene chica cualquier urbe, pisaba por tercera ocasión (¿en su vida?) la selva Lacandona. Aún era tiempo de lluvias, pero el lodo fue esa vez clemente con el cronista.
Después de haber presenciado la Convención Nacional Democrática en agosto de 1994, sobreviviendo a la travesía, la tormenta tropical y el naufragio del toldo monumental de Fitzcarraldo en las condiciones precarias que ya el propio Monsi se ha encargado de escarnecer implacablemente al recordarlo, y luego de los calores de un verano incontrolable durante la Intergaláctica del 96, esta visita fue, como dicta la moda decir en tiempos de transición, de puritito terciopelo.
Sería su cuarta conversación personal con Marcos, aparte de los debates públicos y los esporádicos guiños epistolares que han sostenido en años recientes. La primera, con intención periodística, con grabadoras, fotógrafo y toda la cosa.
Dos de los intelectuales más influyentes y activos de la izquierda mexicana esta vez no iban a platicar. Con el filo crítico que lo hace tan incómodo como ineludible, Carlos Monsiváis le traía al subcomandante Marcos unas cuantas preguntas.
Pero como duelistas de Joseph Conrad, antes de sacar las armas de la crítica y la autocrítica, se saludaron.
El subcomandante Marcos, el comandante Tacho y el mayor Moisés (a quienes doña Rosario Ibarra llama, desde que los conoció, "mis tres mosqueteros") habían estacionado sus caballos al fondo del Aguascalientes y, acompañados de una pequeña escolta de insurgentes, caminaron hasta el cobertizo de las gradas para recibir a los enviados de La Jornada y conducirnos al comedor donde se realizaría la entrevista.
Monsi y el Sub intercambiaron simpatías, demostraron estar au jour el uno respecto de la producción del otro.
Leí tu crónica de Gonzalo N. Santos, dijo el subcomandante. El escritor algo mencionó de los recientes comunicados y entregó a Marcos su producción bibliográfica del año 2000: Aires de familia, La herencia liberal, las obras completas de Renato Leduc con un prólogo suyo y Salvador Novo: lo marginal en el centro. Pa' que se instruya.
Una vez a la sombra y sentados en nuestras respectivas sillas de palo, todos, con excepción de Heriberto Rodríguez, que llevaba rato tomando fotos, se habló de las erupciones del Popocatépetl y las no menos preocupantes erupciones de la derecha triunfante. A pesar de que no les faltan diferencias y matices, Monsiváis y Marcos pronto se dieron cuenta de que hablaban exactamente el mismo idioma. Eso pareció ser un alivio para todos. Lo que fluyó en seguida es la conversación-entrevista entre Marcos, Monsiváis y un servidor, cuyos principales pasajes se publican en estas páginas.
Monsiváis comentaría más tarde que este fue su encuentro "más satisfactorio" con el dirigente zapatista, si bien confesó que le había inquietado el silencio en las presencias de Moisés y Tacho, testigos como tantas otras veces. En todo caso, si Monsiváis estuvo inquieto, lo disimuló perfectamente. Con toda tranquilidad puso el dedo en el renglón y no lo soltó ni cuando el entrevistado celebraba con admiración, y en evidente referencia al entrevistador, a "los pocos llaneros solitarios" que documentan la algarabía de los neoliberales (o sea los curas, los políticos y los descerebrados fanáticos de la derecha) con el viejo pero nunca infundado clamor "al lobo, al lobo", y combaten los despropósitos de la reacción. (Cualquier parecido con el siglo XIX es pura coincidencia, but anyway: Juárez no debió morir).
Por la fuerza de los hechos, el peso del cerco militar, las dudas y desconfianzas, los moderados optimismos y ante la meneada actualidad política que, a punta de gabinetazos, tabascos y Chiapas, no deja de deparar sorpresas y dar la nota, lo que se inició como recapitulación y puesta en claro de lo ocurrido estos últimos siete años derivó naturalmente en una entrevista en sí. Terminaba el último mes del último año del siglo XX. La moneda estaba en el aire y allí está todavía. ¿Dónde quedó la brújula? ¿Quién se la llevó? Disculpe, ¿qué hora trae?
Al regreso, dando brincos en la brecha, más relajado y descansado que a la ida (cuyo cumplimiento no dejó de resultarle a Monsiváis un purgatorio en despoblado), el escritor presenta su única y verdadera queja a la expedición que termina: esa música de Tricky en el deck de la camioneta, el endemoniado trip-hop de Angels With Dirty Faces (kill me with your quickness, kill me with your quickness). Eso sí le había parecido agotador. De manera que cualquier leve jazz es bienvenido.
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Marcos a Fox:
''Queremos garantías;
no nos tragamos eso de que todo cambió''
CARLOS MONSIVAIS Y HERMANN BELLINGHAUSEN enviados
FOTOS: HERIBERTO RODRIGUEZ
¤ El EZLN se preparó para el 1o. de enero del 94; el 2 no estaba en nuestras expectativas
¤ Nuestra demanda, condiciones para que no se repita otro levantamiento, define en entrevista
¤ Sin la insurrección, el tema de los indígenas estaría archivado en la "P" de pendientes
¤ Rechaza que los zapatistas pidan el retiro total del Ejército en Chiapas

La Realidad, Chis.
Carlos Monsiváis: El 1o. de enero de 1994 a todos nos sorprendió la emergencia del EZLN; al principio, a muchos no nos quedó claro de qué se trataba. La primera Declaración de la Selva Lacandona no me gustó, la encontré muy sujeta a un estilo ya superado, muy voluntarista. Esa pretensión de avanzar militarmente sobre la ciudad de México e ir incorporando fuerzas en el camino; las fuerzas de una sociedad que se radicaliza. Eso y la declaración de guerra al Estado mexicano; todo me pareció muy delirante.
Luego, dos semanas después, aparece un texto que me pareció excelente: ¿De qué nos van a perdonar? Allí noté ya un cambio radical de énfasis. De la declaración de guerra se pasaba al diálogo con la sociedad, casi sin previo aviso. Y creo que a partir de ese texto y de las actitudes que lo acompañaban, el cese del fuego, por ejemplo, el zapatismo se convirtió en una argumentación política, moral y económica, pero sustentada en lo que ha impedido la posibilidad del arrasamiento militar: su calidad de representantes efectivos (más que simbolizan, representan) de la enorme pobreza y la enorme miseria. Esa marginación cobra de pronto voluntad y decisión argumentativa, y se presenta a exponer sus razones. Esto ha sido importantísimo. ¿Tú estarías de acuerdo en que hay un salto del lenguaje entre el primer manifiesto y ¿De qué nos van a perdonar?
Marcos: No sólo hay un salto del lenguaje, sino de todo el planteamiento político, incluso militar del EZLN. En términos muy sencillos: el EZLN se prepara para el 1o. de enero pero no para el 2 de enero. No estaba entre nuestras expectativas, ni siquiera más delirantes, ora sí, que iban de los extremos: o la aniquilación del primer grupo de línea -como decimos nosotros- o el alzamiento de todo el pueblo para derrotar al tirano; se nos presentó una opción, ni siquiera intermedia, sino que no tenía que ver absolutamente con la otra. No estaba en nuestras expectativas. En la primera declaración se ve una lucha entre los planteamientos que vienen de una organización urbana, construida con los criterios de las organizaciones político-militares y de los movimientos de liberación nacional en los sesenta, y el ingrediente indígena, que contamina y permea el pensamiento del EZLN. El único grupo que podía decir "somos producto de quinientos años de lucha" es el indígena. De modo muy concreto: no se planteaba la toma del poder, eso sí ya estaba fuera de discusión, sino que se llamaba a uno de los poderes a asumir su papel, al Congreso de la Unión.
El EZLN sale el 1o. de enero, empieza la guerra y se encuentra con que el mundo no es el imaginado sino otra cosa. En todo caso, la virtud, si pudiéramos llamarla así, del EZLN es, desde entonces, haber sabido escuchar. Aunque tal vez uno de sus defectos es no haber reaccionado rápidamente a eso que escuchaba. En algunas partes lo hicimos rápido, en otras hemos tardado más. En ese momento, el EZLN dice: "aquí hay algo que no entendemos, algo nuevo", y con la intuición que teníamos la dirección del EZLN, los compañeros del comité y nosotros dijimos: ''Vamos a detenernos, aquí hay una cosa que no entendemos, que no previmos y para la que no nos preparamos. Lo principal es hablar y escuchar más''.
No era lo que estábamos pensando, era otra cosa, algo nuevo. No estábamos seguros de nada. Nuestra posibilidad era tan grande que pudimos decir: "Vamos a entrarle al diálogo". No porque supiéramos que saldría bien, o diciendo "vamos a entrarle al diálogo porque sabemos que va a salir mal y necesitamos tiempo". Más allá de ese cálculo político, que hay en cualquier fuerza para decir sí o no, necesitábamos una puerta para entender lo que pasaba, y a este otro actor al que llamamos genéricamente sociedad civil, un poco heredando lo que tú y otros ya habían señalado, esa masa informe que no responde a una organización política en términos clásicos, que se abre a partir del 2 de enero. No se alzaban con nosotros ni eran apáticos; no se sumaban a la campaña de linchamiento ya en funciones, sobre todo en los medios electrónicos de comunicación. Asumían un nuevo papel y se metían en medio de la guerra de una forma que nos imposibilitaba a uno y otro bandos el proseguir. En ese desconcierto, le entramos a ver qué pasaba, lo hicimos sinceramente, ni siquiera era cálculo político. Debíamos escuchar, y así llegamos al primer diálogo y lo que construimos alrededor de él.
CM: Los primeros meses se da una insurrección moral de la sociedad. No sé si estrictamente la sociedad civil, en la medida de que su organización era muy rudimentaria y dependía de la reacción emotiva y moral. Pero la resistencia ética de un gran sector evita el aplastamiento, hace retroceder a Salinas de las posiciones de su discurso del 6 de enero, propicia los cinturones de paz, moviliza el interés internacional... Y creo que, sobre todo desde el texto ¿A quién tenemos que pedir perdón?, se contesta a esa insurrección moral con una propuesta de diálogo. ¿Cómo ves, desde la perspectiva del EZLN, la participación en el diálogo? ¿Cuáles son los adelantos y cuáles los retrocesos o estancamientos?
M: Mira, lo principal es que son dos formas de concebir el diálogo. Cuando nosotros salimos al diálogo de Catedral encontramos a toda esta gente. Por un lado, se da la sensibilización sobre la problemática indígena, que se desata en términos culturales, étnicos, morales, políticos, económicos y sociales. Las causas que generaron el conflicto eran y son innegables.
Por otro lado, nos encontramos un vacío. El EZLN no sólo apareció en enero del 94 como el que sacudía la conciencia nacional sobre la problemática indígena. Para muchos sectores llena un vacío de expectativas políticas de izquierda, y no me refiero a los que añoran siempre el asalto al Palacio de Invierno, ni a los sectores profesionales de la insurrección y la revolución. Me refiero a gente común y corriente, que además de la problemática indígena, esperaba que se generase una fuerza política que llenara un espacio que no llenaban ni la izquierda parlamentaria, ni incluso los grupos extralegales, que no son ilegales pero carecen de registro.
CM: ¿Tú hablarías aquí de un sentimiento utópico?
M: No lo diría así, pues como que es algo más espontáneo. Muchos que despiertan a la política ven que hay algo que no los llena. Y esto es novedoso. En este sentido, creo que generamos más expectativas de las que podíamos cumplir, desde que nos vieran como partido político o como los animadores de una cultura enquistada en los viejos patrones de los sesenta o setenta del antiimperialismo y la revolución mundial; todo eso por el lado de la izquierda. Y también recuperamos este problema que parecía olvidado, cuando menos por la clase política: el problema de la ética. Empezamos un diálogo y descubrimos que hablábamos el mismo idioma. No nos preparamos para hablar, no estuvimos diez años en la montaña para hablar; nos preparamos para hacer una guerra, pero sabíamos hablar. Finalmente es lo que nos habían legado las comunidades indígenas del EZLN: hablar y escuchar la historia.En ese momento caemos en lo que muchos calificaron de delirio verbal. Cuántas declaraciones y entrevistas en Catedral. A todo el mundo se le daban entrevistas y comunicados. Encontramos una puerta y nos desfogamos. Pero del otro lado (no sólo con el gobierno, sino con toda la clase política) nos mostraron que a una negociación se ha ido con una disposición de ventanilla: "tú me pides y yo te palomeo, esto sí, esto no, depende de la fuerza que tienes y qué tan débil estoy".
A partir del diálogo de Catedral, empezamos a construir la idea de una mesa en la que participan otros. Tratamos de romper el esquema de ventanilla con el que batallamos todo el proceso de diálogo en Catedral, y luego en San Miguel y San Andrés. Nos decían: "nos arreglamos, pero tú y yo . Tú qué quieres, ¿tierras?, pues te doy tanto." Nosotros decíamos: "pues no, no se trata de eso." Logramos sentar a otra gente en la mesa, y que el acuerdo no fuera toma y daca, de pides diez y te doy seis, sino se construyera algo nuevo. San Andrés rompe todo el esquema de negociación anterior dentro de la clase política.
CM: Un elemento importantísimo en el encuentro en Catedral es el uso del pasamontañas; el manejo simbólico que llega a su momento culminante en la Convención de Aguascalientes, cuando pones a consulta si te quitas o no el pasamontañas. Entiendo que no fue planeado, que se dio de manera natural. Y antes, el uso de la bandera nacional, que es la reapropiación de la patria o la incorporación de los indígenas a la patria. Desplegar la bandera en la Catedral es un acto simbólico muy meditado. ¿Cómo has visto el uso de los símbolos en el desarrollo de estos siete años?
M: Nosotros estábamos respondiendo. Para nuestra fortuna, el gobierno aplicaba los mismos criterios que ante una guerrilla clásica: las acusaciones de extranjeros, el oro de Moscú (aunque ya no hubiera Moscú o ya no tuviera oro)... El Muro de Berlín ya no existía, las guerrillas centroamericanas estaban prácticamente diluidas o sus procesos de pacificación finalizados. Su principal cargo era: "son extranjeros; quieren desestabilizar el país y los indígenas son manipulados". Ante eso, teníamos que recuperar un discurso que nos había sido arrebatado, el de la patria y lo nacional, fundamental para los pueblos originarios, los que siempre han estado.
No fue fácil. Cuando salimos, el 1o. de enero, muchos compañeros del comité sostenían: "no queremos que la gente nos piense sólo interesados en el problema indígena". Propositivamente queríamos disminuir las demandas indígenas para envolver la cuestión en un gran tema nacional. A la hora que nos damos cuenta de que es precisamente nuestra esencia lo que le da más fuerza al movimiento, asumimos con naturalidad lo que somos.
En esa lucha de símbolos logramos recuperar palabras que estaban totalmente prostituidas: patria, nación, bandera, país, México...
Hermann Bellinghausen: Ustedes surgen como un movimiento indígena, aislado de los demás, como todos los que sucedían en el país. Pero el momento en que aparecen se da esta convocatoria simbólica y representativa, y hay una respuesta específica del movimiento indígena en relación con ustedes. ¿Cómo es ese encuentro con el movimiento indígena y ustedes qué descubren, no sólo en la imagen, sino sobre todo sus demandas? Ahora los derechos indígenas son el meollo de la próxima movilización al DF.
M: Siempre hemos tratado de ser honestos. En este sentido, comenzamos con un desencuentro con el movimiento indígena, así como nos pasó con la clase política, la izquierda y la sociedad. Un movimiento que crece en la clandestinidad, aislado de todo, se prepara para salir a un mundo y, ¡sorpresa!, el mundo no es para el que te preparaste. Nos enfrentamos a la problemática indígena y allí vivimos un desencuentro porque lo primero que salta a la vista del movimiento indígena no son las comunidades mismas, sino los indígenas profesionales, los políticos profesionales. En ese momento desconfiábamos de todo. Por varias razones, entre ellas nuestra inexperiencia y nuestro desconocimiento en el terreno político abierto. No es que le tuviéramos miedo a los políticos profesionales, a la clase política, sino a nuestras propias posibilidades. No entendíamos muchas cosas.
La clase política tiene sus propios códigos, sus señales, que no entendíamos. No fueron pocos los roces. Hasta que nos dimos cuenta que debíamos construir otra cosa, se dio el encuentro, no con los representantes del movimiento indígena en la clase política, los que saltaron e hicieron el primer contacto con nosotros, sino con el movimiento indígena que, como nosotros, había estado en luchas particulares o regionales.
Evidentemente el pueblo indígena nunca dejó de resistir y de moverse en todo el país. Allí dimos con la idea de "aprovechemos el diálogo para resolver el problema pero también para encontrarnos con otros". Porque el problema del EZLN no es que se resuelvan unas demandas a la hora de sentarse a dialogar, sino que en esa demanda va su desaparición. Finalmente, lo que estamos hablando con el gobierno, con el contrario (ahí somos sinceros, nuestra voluntad es dejar de ser lo que somos), es que para ya no ser lo que somos necesitamos garantías, que sepamos que ya no será necesario hacer lo que hicimos.
CM: En una larguísima etapa, un elemento en común de todos sus interlocutores y de ustedes mismos es la sobreabundancia verbal. Eran muy rolleros.
M: Eso sí, ahí no había pierde. Invitamos a todo el espectro, desde los oficialistas hasta la tendencia indigenista más tradicional y la más modernista; a los autonomistas, los fundamentalistas... todo eso. Empezamos a reconocernos en lo que ha sido una de nuestras luchas y banderas, que es el derecho a la diferencia. No somos iguales, como no son iguales un homosexual y una lesbiana. No luchamos por la igualdad, en el sentido que todos somos iguales y para todos parejos. Hay diferencias y sobre ellas se tiene que construir la nación.
Lo fundamental de nuestra lucha es la demanda de los derechos y la cultura indígenas, porque eso somos. En torno a esto se da el reconocimiento a la diferencia. De allí nuestra liga con el movimiento homosexual y de lesbianas, y también con otros movimientos marginados. Por otro lado está el problema de una fuerza que no viene de la tradición de la clase política, sino que hereda de las comunidades indígenas sus planteamientos. El eje fundamental de nuestra lucha es lo indígena y sobre éste van los otros. Por eso, a la hora que se dice ''nunca más un México sin nosotros'' se está diciendo: ''nunca más un 1o. de enero de 94". Las cámaras y los medios, y todo eso que hubo, vinieron después. El 1o. de enero hubo muertos, destrucción, persecución, desolación, miseria, angustia, miedo, terror; todo lo que es la guerra. Por eso estamos tan interesados en acabar con la guerra. Ya la hicimos; el que no la ha hecho es el que está interesado en que siga porque no ha pagado ese costo. No queremos que se repita. No necesitamos que nos den nada, sino garantías de que podemos ser parte de este país, según nuestro propio planteamiento. No queremos escisión ni hacer otro estado ni queremos crear la Unión de Repúblicas Socialistas de Centroamérica.
CM: Creo que una de las grandes aportaciones de este movimiento es introducir a la discusión el tema del racismo como una de las características nacionales innegables. Cuando la primera delegación del EZLN fue al DF, creo que se dio la primera manifestación antirracista en la historia de México. Es una aportación muy notable. Al mismo tiempo, hay quienes dicen que el EZLN no mejoró la condición de los indígenas en Chiapas ni, presumiblemente, en el resto del país; que empeoraron.
M: Para nosotros la historia no ha acabado. Hoy todos reconocen, incluso los racistas vergonzantes, que la situación de las comunidades indígenas es insostenible. Allí se pueden producir guerrilleros, delincuentes, pero no su desaparición como indígenas. Se ha tratado de hacerles eso durante 500 años y no han podido.
El EZLN no puede simular una solución o terminar con el espectáculo de sus dirigentes ocupando cargos, dando conferencias magistrales, firmando libros, o lo que sea el futuro para cada uno de ellos -una gubernatura, la dirección de comunicación social de algún nuevo régimen...-, mientras que para el resto de la población todo sigue igual, con una tienda o una clínica más, sabiendo que se volverá a lo mismo. En estas condiciones de pobreza queremos suplir el arma, convertir nuestra pobreza en un instrumento en la lucha por la libertad y por la democracia. Queremos que esto cambie, no que nos den caridad.
Queremos construir la paz, tenemos la capacidad para hacerlo. Podemos construir una sociedad plural, con todo lo que de por sí queremos hacer, sin las armas. En este lapso, frente a nosotros, se creó una amenaza armada que no sólo es el Ejército federal, también los grupos paramilitares, guardias blancas o como les quieran llamar. Allí el EZLN no tiene otra opción o lucha...
CM: Yo iba a otra cosa. A ustedes los responsabilizan de desatar la catástrofe en Chiapas. Del hostigamiento de las comunidades, de la situación de oprobio que hemos visto en estos años. ¿Qué dicen a esta acusación, según la cual todo sería mejor en Chiapas sin los zapatistas?
M: Que no es cierto, ni se sustenta en términos estadísticos, de economía social, ni en la cuenta de muertes de niños menores de cinco años. Que las condiciones no son las que debieran ser después de un campanazo, como el del 1o. de enero de 94, eso es cierto. Pero no son peores que antes. El asunto está en la agenda nacional e internacional como punto a resolver. Si estos siete años no hubieran transcurrido, el rubro pueblos indígenas estaría archivado en la ''P'' de pendientes, y de otras cosas. "Lo veremos después, ya les dimos, ya la libramos". Así ha operado la clase política.
Sentimos, créeme, que tenemos una deuda. Luego de todas las expectativas que se generaron, dentro de nosotros y en un buen sector de la sociedad, no podemos hacer como que no pasó nada y reducir el 1o. de enero a un acto mediático, a una plataforma para un mediano escritor y peor orador, como se ha dicho, o para una cierta elite de dirigentes indígenas de cuatro o siete etnias, y ya, lo demás sigue igual. No, no podemos hacerlo, no sería ético ni honesto ni consecuente. Y de las pocas cosas que nos enorgullecemos son de esas tres cosas: de ser éticos, honestos y consecuentes.
CM: No sería inteligente.
HB: Estamos hablando del cambio de la percepción de lo indígena en el país, en las agendas estatales, en los recursos, las inversiones. ¿Pero qué ha pasado con los indígenas en estos años? Ustedes se disponen a dar un salto más por la misma lucha. ¿En qué está ahora el movimiento indígena nacional, cómo han reaccionado los pueblos, qué se espera de ellos ante los últimos cambios?
M: Otro 1o. de enero, pero sin guerra. Antes del 1o. de enero del 94, los que siempre ganan, ganaban, y parecía que nada se podía hacer al respecto. Ahora sucede algo similar: los que ganaron parece que van a seguir ganando y que no queda nada por hacer contra ellos. Salvo uno que otro llanero solitario que anda por allí combatiendo. Pero el resto de la masa pensante o actuante, en términos de eficacia política, de posesión del mando, acepta que así es y "vámonos todos con la cargada". Aunque el régimen haya cambiado, finalmente es una cargada. El escepticismo, la desesperanza, la inmovilidad, se mezclan con eso de que "ya no son los mismos y a lo mejor va a cambiar", que también produce inmovilidad.
El movimiento indígena puede decir: "aquí estamos, todavía seguimos, resistimos". No quiero usar mucho esta pista o consigna porque al rato lo agarra un publicista y lo usa sin pagar regalías. Durante siete años hemos insistido: ¡aquí estamos! Ha sido el subtítulo de cada Declaración de la Selva Lacandona después de la primera. No es momento de escepticismo o cinismo, "ni modo, así llegó y ahora vámonos con estos, porque los azules mandan donde estaban los tricolores." Para nosotros, el espacio está abierto. Y el que puede empujar para llenarlo no es el EZLN, es el movimiento indígena con demandas muy concretas. No se plantea el asalto al Palacio de Invierno ni el derrocamiento del poder ni el fin del tirano, sino un vuelco, no sólo de los términos político-militares de la primera declaración. Tenemos la historia de la que forman parte estos siete años. Queremos que esta nación asuma legalmente que nos reconoce, que no es sólo un sentimiento moral acallable según el manejo en los medios, que diga: "legalmente reconozco que estos que son diferentes tienen estos derechos y son parte mía". No es otro el papel de la Constitución, la carta magna que encuadra todo, aunque ahora no tiene mucho prestigio, igual juran una cosa que otra.
Para nosotros es muy importante que la nación diga: "Lo asumo y lo pongo por escrito; lo hago historia. Reconozco que todo lo que había pasado antes no estaba bien. No sólo reconozco, sino que voy hacer el esfuerzo, a comprometerme para que no vuelva a ocurrir". ¿Estoy siendo utópico? Pues tal vez, pero creo que en torno a eso se van a generar muchas cosas. Vemos con preocupación el vacío, el marasmo, el escepticismo, el hecho de que sólo unas cuantas plumas, por hablar del sector intelectual, estén desentrañando las cosas. A lo mejor es todavía la borrachera del fin de régimen priísta y las cosas se van a acomodar, la gente verá cuál es su tarea; a lo mejor no. Pero entre que sí y entre que no, está pendiente. El movimiento indígena puede ser el detonador de una iniciativa muy incluyente; a diferencia de la guerra, que es muy excluyente: están los soldados propios, están los soldados enemigos, y el resto en medio.
CM: ¿Tú dirías que el "nunca más un México sin nosotros", en los términos legales que se está planteando, será "nunca más un México contra sí mismo"?
M: Sí. Podría ser la puerta para que se reconozcan otros Méxicos excluidos. No es sólo racismo lo que carga la sociedad mexicana, que sí se ve sacudida, como dices, en ese Zócalo de los mil 111. La nación dice: "No más; ya no quiero ser así". Y esto se debe aplicar a otros sectores minoritarios y no minoritarios: mujeres, jóvenes, homosexuales, lesbianas y transgéneros. Pienso que el fin de siglo y de milenio debiera reportar dentro de los movimientos progresistas o de izquierda, como le quieras llamar, también un movimiento que plantea el fin de las luchas por la hegemonía, sea de izquierda o de derecha. Finalmente, la izquierda o la derecha tradicionales lo que quieren es hegemonizar: "yo soy la vanguardia (de derecha o de izquierda); todos los que sean iguales a mí, valen, y todos los que sean diferentes a mí, no valen, son enemigos, contrarrevolucionarios, provocadores, agentes del imperialismo" soviético o estadunidense, según fuera el rubro.
Este debe ser el siglo de las diferencias, y sobre esas no sólo se pueden reconstruir naciones sino realidades, el mundo. Y de ahí nos vamos a soñar, no nos apena.
CM: Hay un punto que me preocupa de los acuerdos de San Andrés: el de usos y costumbres. No tengo nada claro el planteamiento, porque pienso que es un llamado al inmovilismo, tal y como se formula aún ahora. Un ''así te quiero para que así te siga reconociendo''. Hay la idea en el nuevo gobierno de apoyar a las comunidades indígenas, siempre y cuando sean leales a sus tradiciones y costumbres. Esto, para mi gusto, es profundamente inaceptable, porque la movilidad es también un derecho radical y es inevitable. ¿Cómo han visto ustedes el tema de usos y costumbres?
M: Es un término que se presta a toda esta campaña en contra de los acuerdos de San Andrés. Usos y costumbres para la derecha significa todo lo malo...
CM: En el caso de los acuerdos, pero el nuevo mensaje reiterativo y omnipresente es que México es sus usos y costumbres. Al citar sin contextos a López Velarde, el candidato Fox recomendó a los intelectuales que cuidaran a la patria: "Sé siempre igual, fiel a tu espejo diario." El gran llamado al inmovilismo.
M: Algunos usos y costumbres no sirven en las comunidades indígenas: la compraventa de mujeres, el alcoholismo, la segregación de mujeres y jóvenes en la toma de decisiones colectivas, que sí es más colectiva que en las zonas urbanas, pero es también excluyente. Lo que acepta la derecha son los usos y las costumbres que tienen que ver con el confesionario. Para no ir más lejos, el gabinete de orden y respeto; la expresión viene de colegios religiosos. El criterio de ver a la sociedad como un colegio se refleja en la constitución del gabinete. Esos usos y costumbres "buenos", moralmente aceptados, se pretenden imponer a toda la nación, y los usos y las costumbres distintos y legales se quieren marginar, dejarlo a un lado.
Lo que reivindicamos las comunidades indígenas, no sólo las zapatistas, todas las que acudieron a San Andrés, las 56 etnias, incluyendo las representaciones priístas, es el derecho a ser diferentes, y sobre esa diferencia decidir nuestro destino. Que no traigan del exterior cuestiones jurídicas, políticas y sociales que son impuestas. Esto genera aberraciones, como el cacicazgo de San Juan Chamula, que disfraza de intolerancia religiosa la construcción de un poder político perfecto. Como en Ocosingo, antes de 94 el PRI tenía 101 por ciento de los votos. Sobre eso se construyó la infraestructura del catolicismo que rechaza a los evangélicos y la historia de sangre que ha sido Chamula. Contra los acuerdos de San Andrés, San Juan Chamula, y ahí se blande la cuestión de católicos contra evangélicos. De una u otra forma, si prospera el país que ahora nos proponen, será un San Juan Chamula del Bravo al Suchiate. "Fuera todo lo que sea diferente, que no sea católico romano". Porque ni siquiera dentro de la religión va a haber tolerancia, olvídate de los ateos, si es que hay todavía ateos. ¿Todavía hay?
CM: Tendré que consultar con la almohada. Es lo más próximo en mi caso a un confesionario.
M: Debemos reflexionar ese punto todavía. Y lo que están diciendo los pueblos indígenas es: "Soy diferente, puedo construir leyes, formas de conviviencia, que pueden ser o no las pasadas, pero que nos permitirán vivir en sociedad."
CM: Perdón, pero si se conservan las costumbres pasadas, se dificulta muchísimo la construcción de una sociedad racional, en el caso del machismo, la segregación de la mujeres, el alcoholismo y el caciquismo. Ahí sí no hay vuelta, esos usos y costumbres deben ser irretornables. ¿Hay comunidades indígenas que los reivindiquen todavía?
M: No. Estoy de acuerdo, hay que eliminar el alcoholismo, la venta de mujeres, el machismo, la violencia en el hogar... En las comunidades zapatistas, y no sólo zapatistas, hay movimientos de resistencia que cambian esa situación. Pero en términos jurídicos y políticos, lo que viene a ser novedad, la remoción de la autoridad, el rendir cuentas continuo, la vigilancia del gobernado sobre el gobernante, eso sí viene de antes, no de ahora. También la aplicación de la justicia cuando se comete un delito. En lugar de la cárcel, el reponer el daño hecho. Cuando hay un asesinato, ¿qué hacemos? ¿Hacemos dos viudas, la del asesinado y la del asesino? ¿O el asesino tiene que pagar su debe a la viuda además de cumplir con su castigo? No es lo mismo que llegue alguien y que te diga: "vengo a liberarlas a ustedes, mujeres oprimidas", a que el propio movimiento que se genera provoque esto en las mujeres indígenas. No es lo mismo que una feminista de ciudad diga: "las mujeres indígenas tienen derechos", a que las mujeres indígenas digan, como lo acaban de hacer las de Xi' Nich y Las Abejas, en el Monumento de la Independencia: "Además, tenemos nuestras demandas como género. Nosotras queremos una paz con justicia y dignidad. No queremos la paz del pasado".
Esto ya está ocurriendo y los resultados son irregulares pero créeme que las soluciones no vendrán de fuera. De afuera vendrá una rectificación contra eso: "las mujeres no deben usar la falda arriba del huesito''. Aplaudirían, por ejemplo, una cosa que me parece absurda en La Realidad, que es un centro internacional porque llega gente de todos lados. Aquí todavía está prohibido que las mujeres se quiten la ropa para bañarse. Lo tienen que hacer con fondo, creo que se pueden quitar el brasier, ni siquiera en calzones. Aunque sean puras mujeres, no se puede. Esto es lo que quieren recuperar, los lastres del movimiento indígena: el machismo, el alcoholismo, el conservadurismo. Las comunidades rebeldes son las que prohíben el alcohol. No queremos aislarnos. Queremos relacionarnos con el otro mundo, sin que signifique una imposición.
HB: Estos cambios en los pueblos indígenas son perceptibles también fuera de las comunidades en resistencia. ¿Hay avances, o sigue habiendo un enquistamiento de los pueblos en relación con este pasado indeseable?
M: No lo sabemos. No conocíamos al movimiento indígena antes de enero de 1994. Sí vemos a lo largo, no sabemos si así estaba, por ejemplo, que las representaciones del Congreso Nacional Indígena, que reconocemos como el movimiento indígena nacional independiente, incorpora cada vez más representación de mujeres. Al principio no era así; había unos cuantos muy elocuentes en su verbo y en su fundamentalismo, pero varones. Y digamos que de tres o cuatro años a la fecha, y de forma más manifiesta ahora, dentro de esta estructura donde participamos, pero que no nos pertenece, vemos crecer la participación de las mujeres. Me atrevería a decir que esa lucha por el lugar, por el género, en el caso de la mujer indígena, no es sólo de las comunidades zapatistas. No sé si es producto de las comunidades en resistencia, pero ya no es nada más de ellas. Sobre todo en la franja centro-sur del país (Oaxaca, Jalisco, la sierra Tarahumara, Hidalgo, Veracruz, Puebla...) las compañeras participan de los espacios de dirección como mujeres y como indígenas. Es como lo vemos, no es que nos manden una carta las mujeres que están por allá. No sé si antes de 93 así era, pero sí que en 94 y los primeros años nuestra interlocución con el movimiento indígena era estrictamente masculina.
HB: Después de siete años de militarización y cerco, ¿en qué ha cambiado la situación de los pueblos de Chiapas?
M: El cambio fundamental ha sido para bien; hay esperanza. No la había antes de 1994. Las condiciones de miseria pueden ser igual o peor, pero no había esperanza. La única expectativa para el indígena, su horizonte político, cultural y social, era la Iglesia, ni siquiera la escuela. La Iglesia como centro comunitario, la milpa, el camión -si es que había una carretera- o el camino real y hasta ahí. Y eso le significó su aislamiento, era una sentencia de muerte, pues. El país iba creciendo, y dejaba un sector en la prehistoria, que acabaría desapareciendo por las enfermedades, por las bombas que no tienen plomo, que no suenan pero son igual de efectivas. O les tocaba resistir.
CM: Como te supongo pasado académico, te pediría un ejercicio...
M: Mi pasado académico es uno de los mitos...
CM: Te pediría un ejercicio de periodización. ¿Cuáles son para ti los momentos fundamentales de estos siete años?
M: Uno, es el periodo propiamente de la guerra del 1o. al 6 de enero del 94, que finalmente ya ha sido olvidado. ¿No decía este cuate, Fox, que el EZLN nada más había estado el 1o. de enero? Todo lo que pudo ser muerte y destrucción, no sólo material, sino moral y ética del tejido social dentro de las comunidades; eso duró poco, afortunadamente, aunque los enfrentamientos luego se hayan repetido o larvado. Luego viene el parteaguas, el diálogo de Catedral de febrero al 1o. de marzo de 1994. Sigue un largo periodo de encuentros y desencuentros, que pasan por la Convención Nacional Democrática (CND) y la consulta del 95. Luego el intento de aterrizar las expectativas.
La CND ocurre en esta etapa de encuentros y desencuentros posterior al dialogo de Catedral. Allí nos dimos cuenta de la realidad, empezamos a buscarnos y topamos con muchos despropósitos. Vino el intento de aterrizaje de nuestra propuesta: queremos salir, queremos dejar de ser lo que somos. Ya no sólo discursos o comunicados, sino construir una pista de aterrizaje con los diálogos. El aspecto fundamental de los diálogos es que rompen el esquema de ventanilla, se abren a los lados y se construyen respuestas. Y por último...
CM: El 9 de febrero de 95 el gobierno de Ernesto Zedillo intenta cancelar de un solo golpe al EZLN. ¿Cómo ves este asalto a la distancia?
M: Es el último gran intento del régimen de aplicar la vieja receta de los manuales contra los movimientos subversivos: el desprestigio. Zedillo dice: "no son indígenas, son universitarios, blancos; vienen de otro lado". Sí, no son soviéticos, pero no son de ahí. El intento dura unas cuantas horas, gracias, otra vez a la gente, y de una u otra forma se anula ese argumento, esperamos que definitivamente. El 9 de febrero significa para nosotros el fracaso de la opción militar, con sus tintes policiacos, el desenmascaramiento, la entrada del Ejército a las comunidades y todo eso. A las pocas horas se demostró que en términos militares esta guerra no tenía solución ni para ellos ni para nosotros.
CM: Después viene una larga etapa de ires y venires
M: Es cuando tratamos de construir una salida no sólo declarativa sino práctica en torno al diálogo en San Andrés. Es cuando le ofrecemos la fast track a Zedillo, que ya se hablara de paz aunque siguiera el proceso de pacificación; que el EZLN pudiera hacer vida política. Eso significó bajar las demandas del EZLN al piso; ahí entra la ley de la Cocopa, vienen la marcha atrás de Zedillo y el recomenzar de la persecución, ahora con otro objetivo. Si es muy costoso atentar contra Marcos, Tacho, Moi y David, entonces peguémosles abajo. Viene la gran ofensiva contra las comunidades, encabezada por ese cacique asesino, Albores, con el padrinazgo de Zedillo.
CM: Al que le adjudicaste un feudo alimenticio llamándole El Croquetas...
M: Hay un momento clave al principio de la negociación en San Andrés, la campaña del "no son indígenas". Entonces en San Andrés hay una movilización gigantesca de gente de los Altos. Es el momento en que Zedillo da el visto bueno para activar los grupos paramilitares y contrarrestar esto. El plan ya existía, pero detenido, y se le da luz verde. Se piensa vencernos presentando la represión como un enfrentamiento entre comunidades. Viene la pesadilla que es Acteal. El gobierno no sólo no se detiene, se vuelve más beligerante con la gran ofensiva en el 98 contra los municipios autónomos.
A eso respondemos con la salida de los mil 111 y la consulta del 99. Pero ya sabiendo que del otro lado no hay interlocutor político, sino militar. No podíamos pensar en términos militares, pero no por cálculo, no porque como dicen "son pocos y están mal armados". Imagínate si tuviéramos tanques, aviones, helicópteros y toda su parafernalia, hasta submarinos dicen que tienen. Aun contando con eso, tampoco lo haríamos. No salimos a la guerra para hacer la guerra, sino por romper el círculo de oprobio. Pero como ya no teníamos interlocutor, enfrentamos dos opciones, tal como le pasó por ejemplo al Consejo General de Huelga de la UNAM. El CGH se queda sin interlocutor y en lugar de abrir interlocutores en otro lado, se encierra en sí mismo más y más. Si hubiéramos hecho eso, ni el movimiento indígena ni las comunidades zapatistas tendríamos nada que decir, nada que darle a nadie, nada que recibir.
Nosotros decimos: "bueno, topamos con pared, tenemos que abrir la interlocución por otro lado". Ese fue el intento de la salida de los mil 111 y la consulta. "Sí seguimos con compromiso", le dijimos a la gente. "Aquel no quiere, pero aquí le vamos a seguir y ahora la salida es esta". Si sobrevivimos los siete años, no fue por nuestra capacidad militar -que la tenemos-, no fue por nuestra capacidad política y la organización social en las comunidades, que también la tenemos. Fue, sobre todo, porque de una u otra forma ahí permanecimos con la gente, estamos en su agenda, en su pensamiento, y cada tanto lo confirmábamos. Cada tanto se decía: "ya están acabados, están divididos". No sé cuantas veces me han matado o han tomado preso a Tacho. A veces lo tomo preso yo a él, a veces me toman preso a mí. Y cada vez que decíamos: "no, pues sí, a lo mejor a la gente ya no le importa, ya pasamos de moda, ya me estoy repitiendo en los comunicados, pero Chiapas sigue siendo Chiapas...".
CM: ¿La reactivación cíclica de la memoria es una estrategia muy definida?
M: Sí, y no te tengo que decir que salimos y resulta que sí nos recuerdan. Pero créeme que no queremos ser una pastilla fiel de la memoria, no queremos volver o que otros tengan que regresar por nosotros. A la gente le tenemos toda la confianza, a lo mejor ese es nuestro error.
CM: A eso iba. ¿No ha habido una mitificación por parte del EZLN de la sociedad civil?
M: Pensamos que no. Todas las veces que hemos apelado a ella, ha respondido. Hay mucha gente que dice: "aquí estás". Si llamaran los partidos políticos consecuentes con el ideal de la revolución, la gente diría: "aquí no estoy; no me está llamando a mí o a todos los que quieren y aman...". Mucha gente se ha sentido incluida, y dice: "Soy yo la sociedad civil; es una etiqueta tan amplia en la que quepo, y funciona sobre todo por reconocimiento: no soy de un partido político, no soy de una organización social, soy una ama de casa, soy un joven, un colono, un campesino, un indígena, no tengo estructura pero estos me dan un lugar a cambio de nada. No me piden ni que me afilie ni que me registre ni que vote ni nada, y puedo hacer algo". Y creo que sí hemos podido construir ese sentimiento de que están participando con y no detrás de.
HB: Ya se habló del 9 de febrero, de lo que siguió. En los hechos se generó una militarización aplastante en lo que viene siendo el territorio donde habitan las comunidades en resistencia. Llegamos al momento en que el nuevo gobierno habla de que va a hacer algo al respecto. Es una de las demandas al salir hacia México, y de todos estos años: que no esté militarizado el lugar donde viven. ¿Cuál es la situación actual? ¿En efecto ha habido algún cambio? ¿Qué expectativa hay de que suceda ahora, cuando se supone hay un gobierno que en sus primeros momentos habló de repliegue militar?
M: Le hacemos una pregunta fundamental al nuevo régimen, la que nos dicen los pueblos que hagamos: sí, queremos dialogar y resolver pacíficamente, pero, ¿tiene caso que dialoguemos o nos vamos a enfrentar a lo anterior? Porque no nos tragamos eso de que todo cambió. ¿Qué garantías hay de que este sí le va a entrar en serio? Le preguntamos a toda la clase política si quiere diálogo y lo va a asumir hasta las últimas consecuencias. Le preguntamos al Congreso de la Unión si va a hacer su parte; en eso de que no se repetirá el 1o. de enero, no vamos a dejar pendientes. En efecto, nunca más un México sin los indígenas. Le preguntamos al Poder Judicial: si reconoce que tiene un interlocutor válido, no un delincuente que secuestra una parte del territorio sino un luchador social, ¿por qué no lo sueltas? Nos trataron como delincuentes, por eso hay más de 150 presos. Y estamos haciendo una pregunta doble a Fox: suponiendo que es el mando del Ejército, ¿tiene el compromiso, la decisión de distender militarmente, o sea, desmilitarizar? Que diga: "no voy a usar la opción militar, voy a usar la opción política". Eso tiene un costo militar. Así como para nosotros también tiene un costo militar entrarle a un proceso de paz. ¿Eso quiere decir que ya no va a haber armas ni pasamontañas? Si eso quiere decir, ese es nuestro costo. Eso preguntamos. No le estamos pidiendo las 259 posiciones; estamos pidiendo siete nada más, una señal. Y la otra pregunta: ¿es Fox el mando del Ejército en Chiapas? Si no es el mando, ¿para qué hablamos con él? Si ha habido un "golpe de Estado", que unos ubican el 9 de febrero y otros después, y el Ejército aquí es autónomo e independiente, ¿qué vamos a hablar con Fox, si aquí hay un poder regional, caciquil, militarista, que es el que manda? Porque nuestra lucha es nacional pero también chiapaneca.
Y si es Fox el mando y le obedecen, pero no le quiere entrar, ¿entonces para qué? No vamos a terminar el conflicto diciendo: "bueno, ya se acabó la guerra, compañeros", si nada más tenemos una tienda, y los derechos indígenas quedan pendientes, y además 70 mil soldados siguen metidos en las comunidades promoviendo todo lo que promueven. Si a estas preguntas el EZLN obtiene tres síes, nos vamos a un proceso de paz rápido. No es nuestro cálculo alargar y esperar a ver qué pasa en los seis años del gobierno de Fox.
Hacemos estas tres preguntas; no hemos obtenido ninguna respuesta positiva y sí insinuaciones francamente negativas. El 15 de diciembre le hacen una entrevista a Fox en Detrás de la Noticia, de Ricardo Rocha: "¿cuándo se va a retirar el Ejército de las siete posiciones que demanda el EZLN? Y responde que no hablará más de medidas de distensión militar, responde con imprecisiones, dice que el EZLN pide eso, pero que muchas comunidades le exigen que el Ejército se quede para cuidarlos, que la frontera queda desprotegida, que el narcotráfico puede causar grandes problemas, que los migrantes de Centroamérica también son un problema a resolver, que muchas cosas a considerar. Entonces, ¿de plano no va a haber más distensión militar?
HB: ¿Esto quiere decir que no hay una verdadera distensión?
M: Quiere decir que la visibilidad se redujo, porque sí se redujo, pero no ha salido ni un sólo soldado de Chiapas, sigue la misma cantidad, así sean menos visibles para los periodistas, para las ONG, para la gente. Antes veías que pasaba aquí la columna de soldados, los aviones, los helicópteros. Hoy no se les ve, pero ahí están, en Guadalupe Tepeyac, en el Euseba, en San Quintín; ahí están en cada parte.
Táctica y estratégicamente, el Ejército tiene la oportunidad de dar en minutos el golpe quirúrgico o la ofensiva rápida que también contemplan. El EZLN no está pidiendo que antes de dialogar salga todo el Ejército. Pedimos a Fox la respuesta a esta pregunta: "¿Estás dispuesto a entrarle y a abandonar la vía militar? ¿Eres tú el mando del Ejército?". Por eso pedimos siete posiciones, con lo que no se afecta la frontera. No hay nadie en ellas que pida la permanencia del Ejército. La gente de Guadalupe Tepeyac lleva ya cinco años en el exilio; ese es un pueblo desierto. Guadalupe Tepeyac queda muy lejos de la frontera, nadie dice: "quiero que esta guarnición, de las más grandes que hay en la selva, siga aquí". En el río Euseba, aquí cerca, no hay siquiera un poblador civil; es una posición militar en medio del territorio con el ánimo de cercar La Realidad porque aquí aparece la comandancia del EZLN. En La Garrucha no hay un solo habitante en favor de que permanezcan los militares. En Cuxuljá tampoco. En Jonalchoj, hasta los priístas se organizaron para sacar al Ejército y no pudieron. (Marcos toma un mapa para ilustrar sus afirmaciones.) Aquí vienen las posiciones militares. Los puntos rojos son posiciones del Ejército, los demás son posiciones de la policía de Seguridad Pública, Judicial, Migración y todo eso. La frontera -indica en el mapa- está cubierta por el Ejército; no se pide ninguno de esos puntos. Los que demandamos ahora son siete, porque es el símbolo que siempre usamos, pero pudieron ser 16 y no afectar todavía para nada su cerco. Si quitamos esos siete puntos no afectamos la capacidad; allí sigue la presencia del Ejército. Por ejemplo, no pedimos que saliera el Ejército de la zona de Chenalhó. Ahí sí pudieran decirnos: "no, es que los priístas aseguran que si los soldados se van, pobres paramilitares, quién los va a cuidar". No nos preocupan las evasivas, lo que nos preocupa es que la gente se movilice junto con nosotros, que no se deje ir con el engaño, creyendo que ya quedó, ya salió el Ejército, ya no hay presión militar. La gente de Guadalupe Tepeyac siguirá viviendo en el exilio, los niños nacen y los ancianos mueren fuera de su tierra. Y tú sabes lo importante que es la tierra para las comunidades indígenas. La tierra donde naciste, creciste y donde está tu vida.
Esta gente ya no vive en el exilio por Zedillo. Desde el 1o. de diciembre están viviendo en el exilio por Fox. Los militares tienen muchos intereses aquí; combatir al EZLN no es el negocio. El negocio es el territorio. El general en Guadalupe Tepeyac es un presidente municipal autónomo que sólo le rinde cuentas a su jefe de unidad. Es encargado de dar los permisos, autorizar la entrada de prostitutas y alcohol. Los convoyes militares escoltan a los camiones que meten el trago. ¿Por qué? Porque los retenes zapatistas interceptan el alcohol, porque hay una ley de mujeres que lo prohíbe. Está el negocio con el lenón que mete las prostitutas, algunas menores de edad, o las provenientes de Centroamérica, que además están sobreexplotadas porque no tienen derechos de mexicanas. En cualquier momento que les hagan un problema las deportan. Ante eso, no estamos pidiendo que salga todo el Ejército, como algunos medios dieron a entender.
Si se va el Ejército del Euseba, que está aquí cerca, y de Guadalupe Tepeyac, a 20 kilómetros de aquí, queda San Quintín, el cuartel más grande que hay en la selva. Más para acá, al norte de La Realidad, están Cruz del Rosario, Vicente Guerrero y Nuevo Momón. Y Santo Tomás, otra posición militar. De ninguna de esas posiciones se demanda el retiro. El cerco sobre La Realidad se mantiene, pero a los compañeros no les importa. Les importa saber si Fox le va a entrar o no y si él es el que manda. Y por eso insistimos, una y otra vez, en decirle a la gente: tenemos que movilizarnos. Si no arrancamos la paz digna como le arrancamos otras cosas, no lo van a dar ni será una concesión del régimen.
CM: Un elemento subjetivo de innegable fuerza. Existe una persona, el subcomandante Marcos, que ha detentado por siete años una posición central en el EZLN. ¿Cómo describirías la trayectoria de esa persona llamada Marcos?
M: Hablando honestamente, lo que pasa con Marcos y con el resto del EZLN es que no estaban preparados para el 2 de enero de 94. En un primer momento, se conjuntan una serie de factores que magnifican su figura; no es indígena, finalmente. Y actúan todos los referentes culturales sobre la combinación de indios y blancos, algo como Danza con lobos, y todas las películas mexicanas desde La noche de los mayas, más las leyendas. Y se empieza a llenar un arsenal, un bunker, que le da una carga especial a la interlocución política, aunque en términos organizativos tenga el mismo impacto hablar con Tacho o David, que son dirigentes. En términos mediáticos, porque la política es un fenómeno mediático, no es lo mismo que hablar con Marcos. Esa carga política mete mucho vicio. Vicia el quehacer político más rudimentario, pero más concreto, que necesita el EZLN. No es lo mismo que llegues y digas "quiero hablar con los zapatistas" y estés pensando en Marcos, a que estés pensando en un zapatista al que le toca hablar contigo porque eres obrero, colono o lo que sea. Eso se vicia sobre ese lado. Y también sirve de blanco predilecto al régimen. No sólo para la bala, pero también para la bala. Porque no es lo mismo que eliminemos a Marcos que a Tacho. O una bala o el desprestigio. Y la campaña también se concentra por ese lado. Esto me lleva a la disyuntiva, porque vemos que también ayuda al movimiento, a que se entiendas más. A fin de cuentas soy el vocero. Y a veces sirve también como pararrayos, porque se concentra tanto la campaña gubernamental contra la figura de M: que deja suelto al resto del movimiento. "Allí está el malo con los engañados". Pero luego les permite hablar con otros; tendrían más problemas para una interlocución directa con el movimiento indígena. Yo creo que el balance de mi papel está por hacerse.
CM: No te preguntaba tanto por el balance de tu papel como por las repercusiones en tu desarrollo, el modo en que te has ido transformando. Uno es el lenguaje de Marcos del 1o. de enero del 94 y otro es ahora. Has hablado mucho, te han leído profusamente. Has renunciado, supongo, a una parte de tu lenguaje constitutivo antes del 1o. de enero.
M: Sobre todo a esquemas, desde los más elementales de que el revolucionario debe ser macho y cosas así. Anécdotas hay muchas, sobre todo en las catacumbas de la izquierda armada: desde que si a Yon Sosa lo tacharon de homosexual y por eso lo agarraron. Incluso, en la izquierda parlamentaria dominan las viejas formas culturales. No creas que nada más estaba vetado Juan Gabriel, sino todo lo que no hablara de sangre, muerte, sacrificio; toda una iconografía, incluso verbal y musical, aunque suene contradictorio, de lo que es el proyecto revolucionario.
CM: Todavía en el discurso de la Convención de Aguascalientes hablas muy críticamente de aquellos que se oponen al lenguaje del sacrificio. Y sin embargo, después ya no lo usas.
M: Ese lenguaje fue inevitable para nosotros, y no tanto por la herencia de la izquierda tradicional de catacumbas, aunque también allí crecimos y nos formamos, sino en gran medida por la apropiación de las comunidades, del sentido de la muerte y el sufrimiento. No es el culto a un "así somos felices", pero fue necesario. Del mismo modo somos gente hablando contigo pero armados y con pasamontañas, y lo único seguro es que no queremos ni el arma ni el pasamontañas. No sólo por vocación pacifista, aunque sea muy práctico; es que necesitamos hacer política y allí las armas son un obstáculo. Pero no nos los quitaremos a cambio de nada. No podemos decir: "ya cambió todo; cayó el PRI, que era lo que queríamos, y vamos al Parnaso o adonde haya que ir a platicar con los cuates". No podemos hacerlo. Tenemos ideales, somos un movimiento revolucionario serio pero sí queremos hacer otras cosas, aunque no nos dejan. Yo no sé si nuestras demandas son de plano muy subversivas, no lo creo, pero sí que si no se resuelve esto, algo va a estallar, aun sin nosotros. Si el país no reconoce que hay seres diferentes, le va reventar cualquier lado. Y que no crean que sólo se van a reproducir EPR o ERPI, habrá movimientos más grandes, más radicales, más acérrimos, intolerantes y fundamentalistas en la cuestión étnica. Pero no quieren vernos afuera, porque representamos un fenómeno ajeno a la lógica de la clase política. Dicen: "que mejor se queden allá, haciendo comunicados y poesía discutible, pero que no vengan a hablar en el Congreso, que no sean interlocutores de unos y de otros". Por eso no hay señales suficientes. "Aunque me pidas, no siete señales, sólo una, aunque no me pidas nada, aunque te quites el pasamontañas sin hacer nada, no sales porque no sales, porque nos desarreglas el changarro". Ya ves, aprendemos rápido; ya usamos el argot de moda. Ahora vamos a firmar como EZLN.com.
CM: Ya conseguidas estas pruebas indispensables, ¿te concibes actuando en política regional o nacional en un terreno desarmado?
M: Sí, y no hablo sólo a título personal. No estamos jugándole a los inteligentes; digamos que sí, que esperamos el deterioro del régimen y ahora sí les caemos, o que eventualmente pueda llegar la insurrección popular donde todo mundo le caiga el veinte de que hay que echar madre. No, desde que entendimos lo que entendimos, pensamos que hay que hacer esta política, para la cual no hay condiciones pero se pueden construir. El problema de nuestra salida sin armas es que ya no hay sólo el enemigo, sino los enemigos alternos, los grupos paramilitares, las guardias blancas, los caciques. Sin embargo, creemos que se puede resolver todo eso. Por eso le ponemos tanto empeño a que la gente entienda que la salida no es sólo responsabilidad nuestra, es también responsabilidad de ellos; ora sí que nos tienen que sacar. Estamos muy dispuestos, pero solos no lo podemos arreglar, y ellos solos tampoco. Podemos arrancarle esto al régimen si nos movilizamos todos.
HB: ¿Cómo esperan que se organice la sociedad para su salida y para las demandas que ustedes han planteado?
M: Nuestro problema es que dado el aislamiento físico, luego afuera algunos quieren decir: "yo soy el interlocutor del EZLN, el teléfono rojo". Y al decir ''yo soy'', dejan afuera a muchos. Queremos evitar eso, los teléfonos rojos, las comisiones organizadoras. Que la gente participe de uno a otro extremos. La que está organizada en el PRD o en el PT, la gente que no tiene organización, la que está en organizaciones sociales o políticas, más o menos radicales, más o menos reformistas, y sobre todo la gente que no está en nada.
En ese sentido, cualquier forma organizativa de la gente tendrá su lugar, no va a existir el monopolio del diálogo con la delegación que va a salir ni con la movilización por las tres demandas. Se trata que haya lugar para todos. Ya tenemos la experiencia de antes; ha sido un error que sobre un solo grupo nos recarguemos y ese grupo selecciona, filtra o es un obstáculo para otros. Por eso decimos que, para la movilización, el EZLN se va a encargar directamente. La consulta fue un paso importante en ese sentido; se hizo tan flexible que hubo muchas organizaciones espontáneas de quienes nunca se habían organizado. Eso va a ocurrir con la movilización por la tres demandas y con la salida de la delegación.
HB: Una cuestión que ha generado inquietud en gente que conoció el mensaje de la conferencia con la prensa del 2 de diciembre es precisamente que el EZLN se encargará de la organización. ¿Qué se quiere decir con esto?
M: Que no habrá una comisión organizadora afuera que diga lo que se va a hacer. Cualquiera que sea el individuo o grupo se puede organizar para hacer la tarea y siempre habrá lugar, sin temor a ser rechazado por su filiación política, por su voto útil o inútil, por su participación en las últimas elecciones, o por cualquier cosa. Quien no participe es porque no quiere.
HB: ¿Cómo se espera que sea la convocatoria del EZLN o de las instancias que sean a la izquierda, a los movimientos todavía en resistencia que buscan un cambio distinto al impuesto desde arriba?
M: El eje, la columna vertebral de esta movilización, es la cuestión indígena. Hablamos con el Congreso Nacional Indígena para acordar puntos de esta movilización, no sólo lo del viaje de la delegación sino lo de las siete posiciones y la liberación de los presos. Y sobre esto que compartimos con el CNI, queremos un criterio más incluyente, más tolerante, sin rivalidades de quién es más malo, quién es el invitado o quién es el que tiene un puesto de elección popular. Tendríamos juntos relaciones con las fuerzas sociales y de izquierda. Optimistamente pensamos que lo que va a ocurrir será un estímulo para los movimientos de izquierda, muy socavados por el triunfo de la derecha el 2 de julio, que sí es un triunfo. Sobre todo cuando se ha luchado tantos años porque haya un régimen y resulta que ganan otros. La movilización puede ser importante para reactivar la izquierda. No la guía ni mucho menos, pero sí un punto importante para ayudar a reconstituir tanto la izquierda parlamentaria como la no parlamentaria. No dejar que el poder llene los espacios con la cara dura de hoy. Pensamos que el espacio sigue abierto, y lo demuestra el énfasis en la construcción de un régimen, mediante los medios de comunicación, en el papel del Ministerio Público. Hace poco se dijo, no sé si ustedes vieron en un noticiario, de unos policías que hacían fraude. No hubo una denuncia pública, formal, jurídica, dentro del estado de derecho que tanto dicen; nada más que salió en la televisión en horario triple A, y el señor Fox contestó que va a resolverlo. Si tu problema no aparece en horario triple A, olvídate, nadie te va a hacer caso.
El espacio está abierto, si no se llena con una alternativa, que esperamos sea de izquierda, incluso más incluyente, más amplia, vendrán los usos y las costumbres del poder como decálogo nacional, y un gran afectado será el sector cultural. No me refiero sólo a ideas progresistas, también a ideas del quehacer artístico, del quehacer plástico; la radio, el cine, el teatro, la cultura. Los últimos escándalos que hubo, el ataque a la caricatura de Ahumada, los diversos ejemplos en municipios gobernados por la derecha, la persecución a homosexuales, la censura a obras de teatro y espectáculos que presentan desnudos... Esta será, si se dejan, la política del régimen, que no se propone sólo durar seis años, sino establecer todo un modo del quehacer político. En términos pelones, significa el regreso de la historia hacia atrás. Aunque, claro, no creo que la gente esté dispuesta a perder lo que se ha avanzado en esta época. Sobre todo en el aspecto de libre pensamiento, circulación y confrontación de ideas. Eso es lo que vemos con preocupación, pero también con esperanza, porque finalmente se fue el que estaba, el que está no acaba de llegar, y es ahí donde pensamos que la gente se debe poner lista. Vemos, con un poco de desesperación, al sector cultural e intelectual que está diciendo: "¡ay!, ¡ay!, no es para tanto, no exageren". Queremos darle cuerda al reloj, para que no quede parado ni tampoco marche para atrás. Aunque hay quienes insisten en decirle a la gente: "hiciste mal en votar por esos, mejor hubieras votado por nosotros".
HB: Ante la nueva oportunidad de convocar a la izquierda, a los movimientos sociales, ¿se vislumbra una nueva izquierda? ¿Hay algo distinto que haga pensar que también allí hay cambios?
M: Creemos que la izquierda se encuentra en esa disyuntiva. Pongamos a la derecha en sus antecedentes históricos, y a la izquierda en los suyos, y el problema es que los aspectos fundamentales siguen sin resolverse. En México, el régimen pasó la mayor parte de sus 71 años deteriorando los símbolos de resistencia, de libertades, de democratización, de lucha por la transformación, al grado de prostituirlos. Sin ir más lejos, su uso de Zapata y toda la iconografía de la Revolución Mexicana. El referente no es Juárez contra Maximiliano, sino el régimen priísta apropiándose de la figura de Juárez en el común de la gente. Esto subraya el reto de encontrar nuevos referentes históricos hacia adelante. Creo que el problema de la izquierda es construirse un referente cultural y político. Allí es donde extrañamos el trabajo de los intelectuales.
Frente al ascenso de la derecha, no basta con aceptar ''triunfa la mercadotecnia'', sino qué alternativa ofreces. Ante la mercadotecnia, ¿las leyes de Reforma? Ese salto es un malabarismo que te puede dejar mal parado, sobre todo en ciertos sectores de la población que quedaron en el vacío. Otro problema es que los partidos políticos están en crisis; la organización política clásica de toma del poder, de acceso al poder, de interlocución frente al poder.
CM: Parte de la complejidad de las situaciones es el nuevo papel de todos los sectores. Los intelectuales públicos, por ejemplo, a muchos les parecen una especie en extinción.
M: Tienen que reconstituirse orgánicamente, con todos los lastres que cargan la derecha y la izquierda. Tienen que construir su referente cultural, histórico, intelectual. Ante los estudios de mercado, ¿qué ofrece el intelectual de izquierda en la investigación social? No interviene, o regresa al esquema de desarrollo o subdesarrollo. O al manual de Politzer. ¿Esa va a ser nuestra respuesta al estudio de mercado? Contra Keynes, Marta Harneker, o que nada queda claro y está cabrón, porque les están dejando a los operadores políticos que además construyan eso. Ellos, que no son eso, y en la tradición del organizador político muchas veces son antieso; todo lo que es teoría hay que despreciarlo, no sirve, es estéril. El organizador va construyendo donde salga y va parchando y parchando. Creemos que el sector intelectual, progresista, de izquierda, tiene todavía un camino que construir. El reto es grande y muy rico, qué envidia, qué ganas de entrarle. Y no sólo en el aspecto intelectual, también el cultural, el cine. No he visto mucho cine, pero hay estas películas del "nuevo cine mexicano", desde La ley de Herodes, que vi en el periodo electoral, Sexo, pudor y lágrimas, Amores perros...
HB: Ahora la derecha quiere generar una censura, una mirada por debajo de lo que se ha ganado.
CM: Eso quiere, pero ya es imposible la censura en la época de Internet. Lo que sí está a su alcance es evitar a las mayorías que se actualicen. Pero ya un control parroquial, una búsqueda del pensamiento único, es empresa ridícula.
HB: A nivel estatal también el gobierno es nuevo. ¿Qué cambios ha producido? Se dice que los zapatistas ya no tienen razón de ser porque las condiciones nacional y estatales son otras.
M: Ojalá las declaraciones se conviertan en hechos. Qué bueno que no están ladrando, por cierto, y para estar a tono, que Dios bendiga a Albores, y que se lo lleve la fregada. Como quiera todavía falta mucho. Y el problema es federal. Por mucha voluntad que tenga el gobierno chiapaneco, la parte fundamental es del gobierno federal, que pareciera esperar a que se movilice la gente para comenzar a resolver nuestras demandas.
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LUNES ¤ 8 ¤ ENERO ¤ 2001
La Jornada

jueves, 5 de febrero de 2009

Primer Festival Mundial de la Digna Rabia.






Se llevo acabo el Primer Festival Mundial de la Digna Rabia, aqui esta una probadita con el reportaje de nuestros hermanos Notilibertas que hicieron un gran trabajo promoviendo y escuchando las dignas rabias de hermanos y hermanas.
Les quedo muy bien Notilibertas Felicidades y sigan manteniendo informados a los hermanos y hermanas que estan liberando esas dignas rabias en expresiones artisticas y culturales en todo el mundo.
OTRO MUNDO, OTRO CAMINO:
ABAJO Y A LA IZQUIERDA.

"MANIFIESTO ZAPATISTA"

HIMNO EZLN

Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN






EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.

SEXTA DECLARACIÓN DE LA SELVA LACANDONA.

Ésta es nuestra palabra sencilla que busca tocar el corazón de la gente humilde y simple como nosotros, pero, también como nosotros, digna y rebelde. Ésta es nuestra palabra sencilla para contar de lo que ha sido nuestro paso y en donde estamos ahora, para explicar cómo vemos el mundo y nuestro país, para decir lo que pensamos hacer y cómo pensamos hacerlo, y para invitar a otras personas a que se caminan con nosotros en algo muy grande que se llama México y algo más grande que se llama mundo. Esta es nuestra palabra sencilla para dar cuenta a todos los corazones que son honestos y nobles, de lo que queremos en México y el mundo. Ésta es nuestra palabra sencilla, porque es nuestra idea el llamar a quienes son como nosotros y unirnos a ellos, en todas partes donde viven y luchan.

I.- DE LO QUE SOMOS.

Nosotros somos los zapatistas del EZLN, aunque también nos dicen “neo zapatistas”. Bueno, pues nosotros los zapatistas del EZLN nos levantamos en armas en enero de 1994 porque vimos que ya está bueno de tantas maldades que hacen los poderosos, que sólo nos humillan, nos roban, nos encarcelan y nos matan, y nada que nadie dice ni hace nada. Por eso nosotros dijimos que “¡Ya Basta!”, o sea que ya no vamos a permitir que nos hacen menos y nos traten peor que como animales. Y entonces, también dijimos que queremos la democracia, la libertad y la justicia para todos los mexicanos, aunque más bien nos concentramos en los pueblos indios. Porque resulta que nosotros del EZLN somos casi todos puros indígenas de acá de Chiapas, pero no queremos luchar sólo por su bien de nosotros o sólo por el bien de los indígenas de Chiapas, o sólo por los pueblos indios de México, sino que queremos luchar junto con todos los que son gente humilde y simple como nosotros y que tienen gran necesidad y que sufren la explotación y los robos de los ricos y sus malos gobiernos aquí en nuestro México y en otros países del mundo.

Y entonces nuestra pequeña historia es que nos cansamos de la explotación que nos hacían los poderosos y pues nos organizamos para defendernos y para luchar por la justicia. Al principio no somos muchos, apenas unos cuantos andamos de un lado a otro, hablando y escuchando a otras personas como nosotros. Eso hicimos muchos años y lo hicimos en secreto, o sea sin hacer bulla. O sea que juntamos nuestra fuerza en silencio. Tardamos como 10 años así, y ya luego pues nos crecimos y pues ya éramos muchos miles. Entonces nos preparamos bien con la política y las armas y de repente, cuando los ricos están echando fiesta de año nuevo, pues les caímos en sus ciudades y ahí nomás las tomamos, y les dejamos dicho a todos que aquí estamos, que nos tienen que tomar en cuenta. Y entonces pues que los ricos se dieron su buena espantada y nos mandaron a sus grandes ejércitos para acabarnos, como de por sí hacen siempre que los explotados se rebelan, que los mandan acabar a todos. Pero nada que nos acabaron, porque nosotros nos preparamos muy bien antes de la guerra y nos hicimos fuertes en nuestras montañas. Y ahí andaban los ejércitos buscándonos y echándonos sus bombas y balas, y ya estaban haciendo sus planes de que de una vez matan a todos los indígenas porque bien no saben quién es zapatista y quién no es. Y nosotros corriendo y combatiendo, combatiendo y corriendo, como de por sí hicieron nuestros antepasados. Sin entregarnos, sin rendimos, sin derrotarnos.

Y entonces que la gente de las ciudades se sale a las calles y empieza con su gritadera de que se pare la guerra. Y entonces pues nos paramos nuestra guerra y lo escuchamos a esos hermanos y hermanas de la ciudad, que nos dicen que tratemos de llegar a un arreglo, o sea un acuerdo con los malos gobiernos para que se soluciona el problema sin matazón. Y pues nosotros lo hicimos caso a la gente, porque esa gente es como decimos “el pueblo”, o sea el pueblo mexicano. Así que hicimos a un lado el fuego y sacamos la palabra.

Y resulta que los gobiernos dijeron que sí se van a estar bien portados y van a dialogar y van a hacer acuerdos y los van a cumplir. Y nosotros dijimos que está bueno, pero también pensamos que está bueno que conocemos a esa gente que se salió a las calles para parar la guerra. Entonces, mientras estamos dialogando con los malos gobiernos, pues también lo hablamos a esas personas y vimos que la mayoría era gente humilde y sencilla como nosotros, y ambos entendemos bien por qué luchamos, o sea ellos y nosotros. Y a esa gente la llamamos “sociedad civil” porque la mayoría no era de los partidos políticos, sino que era gente así común y corriente, como nosotros, gente sencilla y humilde.

Pero resulta que los malos gobiernos no querían un buen arreglo, sino que nomás era su maña de que vamos a hablar y hacer acuerdo, y estaban preparando sus ataques para eliminarnos de una vez. Y entonces pues varias veces nos atacaron, pero no nos vencieron porque nos resistimos bien y mucha gente en todo el mundo se movilizó. Y entonces los malos gobiernos se pensaron que el problema es que mucha gente está viendo lo que pasa con el EZLN, y empezó su plan de hacer como si no pasa nada. Y mientras, pues bien que nos rodea, o sea que nos pone un cerco, y espera que, como de por sí nuestras montañas están retiradas, pues la gente se olvide porque está lejos la tierra zapatista. Y cada tanto los malos gobiernos prueban y nos tratan de engañar o nos atacan, como en febrero de 1995 que nos aventó una gran cantidad de ejércitos pero no nos derrotó. Porque, como luego dicen, no estábamos solos y mucha gente nos apoyó y nos resistimos bien.

Y pues ya los malos gobiernos tuvieron que hacer acuerdos con el EZLN y esos acuerdos se llaman “Acuerdos de San Andrés” porque “San Andrés” se llama el municipio donde se firmaron esos acuerdos. Y en esos diálogos no estábamos solitos nosotros hablando con los del mal gobierno, sino que invitamos a mucha gente y organizaciones que estaban o están en la lucha por los pueblos indios de México, y todos decían su palabra y todos sacábamos acuerdo de cómo vamos a decir con los malos gobiernos. Y así fue ese diálogo, que no sólo estaban los zapatistas por un lado y los gobiernos por el otro, sino que con los zapatistas estaban los pueblos indios de México y los que los apoyan. Y entonces en esos acuerdos los malos gobiernos dijeron que sí van a reconocer los derechos de los pueblos indios de México y van a respetar su cultura, y todo lo van a hacer ley en la Constitución. Pero, ya luego que firmaron, los malos gobiernos se hicieron como que se les olvida y pasan muchos años y nada que se cumplen esos acuerdos. Al contrario, el gobierno atacó a los indígenas para hacerlos que se echan para atrás en la lucha, como el 22 de diciembre de 1997, fecha en la que el Zedillo mandó matar a 45 hombres, mujeres, ancianos y niños en el poblado de Chiapas que se llama ACTEAL. Este gran crimen no se olvida tan fácil y es una muestra de cómo los malos gobiernos no se tientan el corazón para atacar y asesinar a los que se rebelan contra las injusticias. Y mientras pasa todo eso, pues los zapatistas estamos dale y dale que se cumplan los acuerdos, y resistiendo en las montañas del sureste mexicano.


Y entonces empezamos a hablarnos con otros pueblos indios de México y sus organizaciones que tienen y lo hicimos un acuerdo con ellos que vamos a luchar juntos por lo mismo, o sea por el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas. Y bueno, pues también nos apoyó mucha gente de todo el mundo y personas que son muy respetadas y que su palabra es muy grande porque son grandes intelectuales, artistas y científicos de México y de todo el mundo. Y también hicimos encuentros internacionales, o sea que nos juntamos a platicar con personas de América y de Asia y de Europa y de África y de Oceanía, y conocimos sus luchas y sus modos, y dijimos que son encuentros “intergalácticos” nomás por hacernos los chistositos y porque invitamos también a los de otros planetas pero parece que no llegaron, o tal vez sí llegaron pero no lo dijeron claro.

Pero como quiera los malos gobiernos no cumplían, y entonces pues hicimos un plan de hablar con muchos mexicanos para que nos apoyan. Y entonces pues primero hicimos, en 1997, una marcha a la Ciudad de México que se llamó “de los 1,111″ porque iban un compañero o compañera por cada pueblo zapatista, pero el gobierno no hizo caso. Y luego, en 1999, hicimos una consulta en todo el país y ahí se miró que la mayoría sí está de acuerdo con las demandas de los pueblos indios, pero los malos gobiernos tampoco hicieron caso. Y ya por último, en 2001, hicimos la que se llamó la “marcha por la dignidad indígena” que tuvo mucho apoyo de millones de mexicanos y de otros países, y llegó hasta donde están los diputados y senadores, o sea el Congreso de la Unión, para exigir el reconocimiento de los indígenas mexicanos.

Pero resulta que no, que los políticos que son del partido PRI, el partido PAN y el partido PRD se pusieron de acuerdo entre ellos y nomás no reconocieron los derechos y la cultura indígenas. Eso fue en abril del 2001 y ahí los políticos demostraron claro que no tienen nada de decencia y son unos sinvergüenzas que sólo piensan en ganar sus buenos dineros como malos gobernantes que son. Esto hay que recordarlo porque ya van a ver ustedes que ahora van a decir que sí van a reconocer los derechos indígenas, pero es una mentira que echan para que votemos por ellos, pero ya tuvieron su oportunidad y no cumplieron.

Y entonces pues ahí lo vimos claro que de balde fueron el diálogo y la negociación con los malos gobiernos de México. O sea que no tiene caso que estamos hablando con los políticos porque ni su corazón ni su palabra están derechos, sino que están chuecos y echan mentiras de que sí cumplen, pero no. O sea que ese día que los políticos del PRI, PAN y PRD aprobaron una ley que no sirve, pues lo mataron de una vez al diálogo y claro dijeron que no importa lo que acuerdan y firman porque no tienen palabra. Y pues ya no hicimos ningún contacto con los poderes federales, porque entendimos que el diálogo y la negociación se habían fracasado por causa de esos partidos políticos. Vimos que no les importaron la sangre, la muerte, el sufrimiento, las movilizaciones, las consultas, los esfuerzos, los pronunciamientos nacionales e internacionales, los encuentros, los acuerdos, las firmas, los compromisos. Así que la clase política no sólo cerró, una vez más, la puerta a los pueblos indios; también le dio un golpe mortal a la solución pacífica, dialogada y negociada de la guerra. Y también ya no se puede creer que cumpla los acuerdos a los que llegue con cualquiera. Ahí lo vean para que saquen experiencia de lo que nos pasó.

Y entonces pues nosotros lo vimos todo eso y nos pensamos en nuestros corazones que qué vamos a hacer.
Y lo primero que vimos es que nuestro corazón ya no es igual que antes, cuando empezamos nuestra lucha, sino que es más grande porque ya tocamos el corazón de mucha gente buena. Y también vimos que nuestro corazón está como más lastimado, que sea más herido. Y no es que está herido por el engaño que nos hicieron los malos gobiernos, sino porque cuando tocamos los corazones de otros pues tocamos también sus dolores. O sea que como que nos vimos en un espejo.

II.- DE DONDE ESTAMOS AHORA.

Entonces, como zapatistas que somos, pensamos que no bastaba con dejar de dialogar con el gobierno, sino que era necesario seguir adelante en la lucha a pesar de esos parásitos haraganes de los políticos. El EZLN decidió entonces el cumplimiento, solo y por su lado (o sea que se dice “unilateral” porque sólo un lado), de los Acuerdos de San Andrés en lo de los derechos y la cultura indígenas. Durante 4 años, desde mediando el 2001 hasta mediando el 2005, nos hemos dedicado a esto, y a otras cosas que ya les vamos a decir.

Bueno, pues empezamos entonces a echarle ganas a los municipios autónomos rebeldes zapatistas, que es como se organizaron los pueblos para gobernar y gobernarse, para hacerlos más fuertes. Este modo de gobierno autónomo no es inventado así nomás por el EZLN, sino que viene de varios siglos de resistencia indígena y de la propia experiencia zapatista, y es como el autogobierno de las comunidades. O sea que no es que viene alguien de afuera a gobernar, sino que los mismos pueblos deciden, de entre ellos, quién y cómo gobierna, y si no obedece pues lo quitan. O sea que si el que manda no obedece al pueblo, lo corretean, se sale de autoridad y entra otro.

Pero entonces vimos que los municipios autónomos no estaban parejos, sino que había unos que estaban más avanzados y tenían más apoyos de la sociedad civil, y otros estaban más abandonados. O sea que faltaba organizar para que fuera más parejo. Y también vimos que el EZLN con su parte político-militar se estaba metiendo en las decisiones que le tocaban a las autoridades democráticas, como quien dice “civiles”. Y aquí el problema es que la parte político-militar del EZLN no es democrática, porque es un ejército, y vimos que no está bien eso de que está arriba lo militar y abajo lo democrático, porque no debe de ser que lo que es democrático se decida militarmente, sino que debe ser al revés: o sea que arriba lo político democrático mandando y abajo lo militar obedeciendo. O tal vez es mejor que nada abajo sino que puro planito todo, sin militar, y por eso los zapatistas son soldados para que no haya soldados. Bueno, pero entonces, de este problema, lo que hicimos fue empezar a separar lo que es político-militar de lo que son las formas de organización autónomas y democráticas de las comunidades zapatistas. Y así, acciones y decisiones que antes hacía y tomaba el EZLN, pues se fueron pasando poco a poco a las autoridades elegidas democráticamente en los pueblos. Claro que se dice fácil, pero en la práctica cuesta mucho, porque son muchos años, primero de la preparación de la guerra y ya luego mero de la guerra, y se va haciendo costumbre de lo político-militar. Pero como quiera lo hicimos porque es nuestro modo que lo que decimos pues lo hacemos, porque si no, pues entonces para qué vamos a andar diciendo si luego no hacemos.

Así fue como se nacieron las Juntas de Buen Gobierno, en agosto de 2003, y con ellas se continuó con el autoaprendizaje y ejercicio del “mandar obedeciendo”.

Desde entonces y hasta la mitad de 2005, la dirección del EZLN ya no se metió a dar órdenes en los asuntos civiles, pero acompañó y apoyó a las autoridades elegidas democráticamente por los pueblos, y, además, vigiló que se informara bien a los pueblos y a la sociedad civil nacional e internacional de los apoyos recibidos y en qué se utilizaron. Y ahora estamos pasando el trabajo de vigilancia del buen gobierno a las bases de apoyo zapatistas, con cargos temporales que se rotan, de modo que todos y todas aprendan y realicen esa labor. Porque nosotros pensamos que un pueblo que no vigila a sus gobernantes, está condenado a ser esclavo, y nosotros peleamos por ser libres, no por cambiar de amo cada seis años.

El EZLN, durante estos 4 años, también le pasó a las Juntas de Buen Gobierno y a los Municipios Autónomos, los apoyos y contactos que, en todo México y el mundo, se lograron en estos años de guerra y resistencia. Además, en ese tiempo, el EZLN fue construyendo un apoyo económico y político que les permita a las comunidades zapatistas avanzar con menos dificultades en la construcción de su autonomía y en mejorar sus condiciones de vida. No es mucho, pero es muy superior a lo que se tenía antes del inicio del alzamiento, en enero de 1994. Si usted mira uno de esos estudios que hacen los gobiernos, va a ver que las únicas comunidades indígenas que mejoraron sus condiciones de vida, o sea su salud, educación, alimentación, vivienda, fueron las que están en territorio zapatista, que es como le decimos nosotros a donde están nuestros pueblos. Y todo eso ha sido posible por el avance de los pueblos zapatistas y el apoyo muy grande que se ha recibido de personas buenas y nobles, que les decimos “sociedades civiles”, y de sus organizaciones de todo el mundo. Como si todas esas personas hubieran hecho realidad eso de que “otro mundo es posible”, pero en los hechos, no en la pura habladera.

Y entonces los pueblos han tenido buenos avances. Ahora hay más compañeros y compañeras que están aprendiendo a ser gobierno. Y, aunque poco a poco, ya más mujeres se están entrando en estos trabajos, pero todavía sigue faltando respeto a las compañeras y que ellas participen más en los trabajos de la lucha. Y luego, también con las Juntas de Buen Gobierno, ha mejorado la coordinación entre los municipios autónomos y la solución de problemas con otras organizaciones y con las autoridades oficialistas. Y también se mejoró mucho en los proyectos en las comunidades, y es más parejo el reparto de proyectos y apoyos que da la sociedad civil de todo el mundo: se ha mejorado la salud y la educación aunque todavía falta un buen tanto para ser lo que debe de ser, igual con la vivienda y la alimentación, y en algunas zonas se ha mejorado mucho el problema de la tierra porque se repartieron las tierras recuperadas a los finqueros, pero hay zonas que siguen sufriendo por falta de tierras para cultivar. Y luego pues se mejoró mucho el apoyo de la sociedad civil nacional e internacional, porque antes cada quien iba para donde más le latía, y ahora las Juntas de Buen Gobierno las orientan a donde es más necesario. Y, por lo mismo, en todas partes hay más compañeros y compañeras que están aprendiendo a relacionarse con las personas de otras partes de México y del mundo, están aprendiendo a respetar y a exigir respeto, están aprendiendo que hay muchos mundos y que todos tienen su lugar, su tiempo y su modo, y así hay que respetarse mutuamente entre todos.

Bueno, pues nosotros los zapatistas del EZLN nos dedicamos ese tiempo a nuestra fuerza principal, o sea a los pueblos que nos apoyan. Y pues algo sí se ha mejorado la situación, o sea que no hay quien diga que de balde fue la organización y la lucha zapatistas, sino que, aunque nos acaben completamente, nuestra lucha sí sirvió de algo.

Pero no sólo se crecieron los pueblos zapatistas, sino que también se creció el EZLN. Porque lo que pasó en este tiempo es que nuevas generaciones renovaron toda nuestra organización. O sea que como que le metieron nueva fuerza. Los comandantes y comandantas, quienes estaban en su madurez en el inicio del alzamiento en 1994, tienen ahora la sabiduría de lo aprendido en la guerra y en el diálogo de 12 años con miles de hombres y mujeres de todo el mundo. Los miembros del CCRI, la dirección político- organizativa zapatista, ahora aconsejan y orientan a los nuevos que van entrando en nuestra lucha, y a los que van ocupando cargos de dirección. Ya tiene tiempo que los “comités” (que es como les decimos nosotros) han estado preparando toda una nueva generación de comandantes y comandantas que, después de un período de instrucción y prueba, empiezan a conocer los trabajos de mando organizativo y a desempeñarlos. Y pasa también que nuestros insurgentes, insurgentas, milicianos, milicianas, responsables locales y regionales, así como las bases de apoyo, que eran jóvenes en el inicio del alzamiento, son ya hombres y mujeres maduros, veteranos combatientes y líderes naturales en sus unidades y comunidades. Y quienes eran niños en aquel enero de 94, son ya jóvenes que han crecido en la resistencia, y han sido formados en la digna rebeldía levantada por sus mayores en estos 12 años de guerra. Estos jóvenes tienen una formación política, técnica y cultural que no teníamos quienes iniciamos el movimiento zapatista. Esta juventud alimenta ahora, cada vez más, tanto nuestras tropas como los puestos de dirección en la organización. Y, bueno, todos nosotros hemos visto los engaños de la clase política mexicana y la destrucción que sus acciones provocan en nuestra patria. Y hemos visto las grandes injusticias y matazones que hace la globalización neoliberal en todo el mundo. Pero de eso les decimos más luego.

Así el EZLN ha resistido 12 años de guerra, de ataques militares, políticos, ideológicos y económicos, de cerco, de hostigamiento, de persecución, y no nos han vencido, no nos hemos vendido ni rendido, y hemos avanzado. Más compañeros de muchas partes se han entrado en la lucha, así que, en lugar de que nos hacemos más débiles después de tantos años, nos hacemos más fuertes. Claro que hay problemas que se pueden resolver separando más lo político-militar de lo civil-democrático. Pero hay cosas, las más importantes, como son nuestras demandas por las que luchamos, que no se han logrado cabalmente.

Según nuestro pensamiento y lo que vemos en nuestro corazón, hemos llegado a un punto en que no podemos ir más allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos, si nos quedamos como estamos y no hacemos nada más para avanzar. O sea que llegó la hora de arriesgarse otra vez y dar un paso peligroso pero que vale la pena. Porque tal vez unidos con otros sectores sociales que tienen las mismas carencias que nosotros, será posible conseguir lo que necesitamos y merecemos. Un nuevo paso adelante en la lucha indígena sólo es posible si el indígena se junta con obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados… o sea los trabajadores de la ciudad y el campo.

III.- DE CÓMO VEMOS EL MUNDO.

Ahora vamos a explicarles cómo es que vemos nosotros los zapatistas lo que pasa en el mundo. Pues vemos que el capitalismo es el que está más fuerte ahorita. El capitalismo es un sistema social, o sea una forma como en una sociedad están organizadas las cosas y las personas, y quien tiene y quien no tiene, y quien manda y quien obedece. En el capitalismo hay unos que tienen dinero o sea capital y fábricas y tiendas y campos y muchas cosas, y hay otros que no tienen nada sino que sólo tienen su fuerza y su conocimiento para trabajar; y en el capitalismo mandan los que tienen el dinero y las cosas, y obedecen los que nomás tienen su capacidad de trabajo.

Y entonces el capitalismo quiere decir que hay unos pocos que tienen grandes riquezas, pero no es que se sacaron un premio, o que se encontraron un tesoro, o que heredaron de un pariente, sino que esas riquezas las obtienen de explotar el trabajo de muchos. O sea que el capitalismo se basa en la explotación de los trabajadores, que quiere decir que como que exprimen a los trabajadores y les sacan todo lo que pueden de ganancias. Esto se hace con injusticias porque al trabajador no le pagan cabal lo que es su trabajo, sino que apenas le dan un salario para que coma un poco y se descanse un tantito, y al otro día vuelta a trabajar en el explotadero, que sea en el campo o en la ciudad.

Y también el capitalismo hace su riqueza con despojo, o sea con robo, porque les quita a otros lo que ambiciona, por ejemplo tierras y riquezas naturales. O sea que el capitalismo es un sistema donde los robadores están libres y son admirados y puestos como ejemplo.

Y, además de explotar y despojar, el capitalismo reprime porque encarcela y mata a los que se rebelan contra la injusticia.

Al capitalismo lo que más le interesa son las mercancías, porque cuando se compran y se venden dan ganancias. Y entonces el capitalismo todo lo convierte en mercancías, hace mercancías a las personas, a la naturaleza, a la cultura, a la historia, a la conciencia. Según el capitalismo, todo se tiene que poder comprar y vender. Y todo lo esconde detrás de las mercancías para que no vemos la explotación que hace. Y entonces las mercancías se compran y se venden en un mercado. Y resulta que el mercado, además de servir para comprar y vender, también sirve para esconder la explotación de los trabajadores. Por ejemplo, en el mercado vemos el café ya empaquetado, en su bolsita o frasco muy bonitillo, pero no vemos al campesino que sufrió para cosechar el café, y no vemos al coyote que le pagó muy barato su trabajo, y no vemos a los trabajadores en la gran empresa dale y dale para empaquetar el café. O vemos un aparato para escuchar música como cumbias,rancheras o corridos o según cada quien, y lo vemos que está muy bueno porque tiene buen sonido, pero no vemos a la obrera de la maquiladora que batalló muchas horas para pegar los cables y las partes del aparato, y apenas le pagaron una miseria de dinero, y ella vive retirado del trabajo y gasta un buen en el pasaje, y además corre peligro que la secuestran, la violan y la matan como pasa en Ciudad Juárez, en México.

O sea que en el mercado vemos mercancías, pero no vemos la explotación con las que se hicieron. Y entonces el capitalismo necesita muchos mercados… o un mercado muy grande, un mercado mundial.

Y entonces resulta que el capitalismo de ahora no es igual que antes, que están los ricos contentos explotando a los trabajadores en sus países, sino que ahora está en un paso que se llama Globalización Neoliberal. Esta globalización quiere decir que ya no sólo en un país dominan a los trabajadores o en varios, sino que los capitalistas tratan de dominar todo en todo el mundo. Y entonces al mundo, o sea al planeta Tierra, también se le dice que es el “globo terráqueo” y por eso se dice “globalización” o sea todo el mundo.

Y el neoliberalismo pues es la idea de que el capitalismo está libre para dominar todo el mundo y ni modos, pues hay que resignarse y conformarse y no hacer bulla, o sea no rebelarse. O sea que el neoliberalismo es como la teoría, el plan pues, de la globalización capitalista. Y el neoliberalismo tiene sus planes económicos, políticos, militares y culturales. En todos esos planes de lo que se trata es de dominar a todos, y el que no obedece pues lo reprimen o lo apartan para que no pasa sus ideas de rebelión a otros.

Entonces, en la globalización neoliberal, los grandes capitalistas que viven en los países que son poderosos, como Estados Unidos, quieren que todo el mundo se hace como una gran empresa donde se producen mercancías y como un gran mercado. Un mercado mundial, un mercado para comprar y vender todo lo del mundo y para esconder toda la explotación de todo el mundo. Entonces los capitalistas globalizados se meten a todos lados, o sea a todos los países, para hacer sus grandes negocios o sea sus grandes explotaciones. Y entonces no respetan nada y se meten como quiera. O sea que como que hacen una conquista de otros países. Por eso los zapatistas decimos que la globalización neoliberal es una guerra de conquista de todo el mundo, una guerra mundial, una guerra que hace el capitalismo para dominar mundialmente. Y entonces esa conquista a veces es con ejércitos que invaden un país y a la fuerza lo conquistan. Pero a veces es con la economía,o sea que los grandes capitalistas meten su dinero en otro país o le prestan dinero, pero con la condición de que obedezca lo que ellos dicen. Y también se meten con sus ideas, o sea con la cultura capitalista que es la cultura de la mercancía, de la ganancia, del mercado.

Entonces el que hace la conquista, el capitalismo, hace como quiere, o sea que destruye y cambia lo que no le gusta y elimina lo que le estorba. Por ejemplo le estorban los que no producen ni compran ni venden las mercancías de la modernidad, o los que se rebelan a ese orden. Y a esos que no le sirven, pues los desprecia. Por eso los indígenas estorban a la globalización neoliberal y por eso los desprecian y los quieren eliminar. Y el capitalismo neoliberal también quita las leyes que no lo dejan hacer muchas explotaciones y tener muchas ganancias. Por ejemplo imponen que todo se pueda comprar y vender, y como el capitalismo tiene el dinero, pues lo compra todo. Entonces como que el capitalismo destruye a los países que conquista con la globalización neoliberal, pero también como que quiere volver a acomodar todo o hacerlo de nuevo pero a su modo, o sea de modo que lo beneficie y sin lo que le estorba. Entonces la globalización neoliberal, o sea la capitalista, destruye lo que hay en esos países, destruye su cultura, su idioma, su sistema económico, su sistema político, y también destruye los modos en que se relacionan los que viven en ese país. O sea que queda destruido todo lo que hace que un país sea un país.

Entonces la globalización neoliberal quiere destruir a las Naciones del mundo y que sólo queda una sola Nación o país, o sea el país del dinero, del capital. Y el capitalismo quiere entonces que todo sea como él quiere, o sea según su modo, y lo que es diferente pues no le gusta, y lo persigue, y lo ataca, o lo aparta en un rincón y hace como que no existe.

Entonces, como quien dice que resumiendo, el capitalismo de la globalización neoliberal se basa en la explotación, el despojo, el desprecio y la represión a los que no se dejan. O sea igual que antes, pero ahora globalizado, mundial.

Pero no es tan fácil para la globalización neoliberal, porque los explotados de cada país pues no se conforman y no dicen que ya ni modo, sino que se rebelan; y los que sobran y estorban pues se resisten y no se dejan ser eliminados. Y entonces por eso vemos que en todo el mundo los que están jodidos se hacen resistencias para no dejarse, o sea que se rebelan, y no sólo en un país sino que donde quiera abundan, o sea que, así como hay una globalización neoliberal, hay una globalización de la rebeldía.

Y en esta globalización de la rebeldía no sólo aparecen los trabajadores del campo y dé la ciudad, sino que también aparecen otros y otras que mucho los persiguen y desprecian por lo mismo de que no se dejan dominar, como son las mujeres, los jóvenes, los indígenas, los homosexuales, lesbianas, transexuales, los migrantes, y muchos otros grupos que de por sí hay en todo el mundo pero que no vemos hasta que gritan que ya basta de que los desprecien, y se levantan, y pues ya los vemos, y los oímos, y los aprendemos.

Y entonces nosotros vemos que todos esos grupos de gente están luchando contra el neoliberalismo, o sea contra el plan de la globalización capitalista, y están luchando por la humanidad.

Y todo esto que vemos nos produce gran asombro por ver la estupidez de los neoliberalistas que quieren destruir toda la humanidad con sus guerras y explotaciones, pero también nos produce gran contento ver que donde quiera salen resistencias y rebeldías, así como la nuestra que es un poco pequeña pero aquí estamos. Y vemos todo esto en todo mundo y ya nuestro corazón aprende que no estamos solos.

IV.- DE CÓMO VEMOS A NUESTRO PAÍS QUE ES MÉXICO.

Ahora les platicamos cómo vemos lo que está pasando en nuestro México. Bueno, pues lo que vemos es que nuestro país está gobernado por los neoliberalistas. O sea que, como ya explicamos, los gobernantes que tenemos están destruyendo lo que es nuestra Nación, nuestra Patria mexicana. Y su trabajo de estos malos gobernantes no es mirar por el bienestar del pueblo, sino que sólo están pendientes del bienestar de los capitalistas. Por ejemplo, hacen leyes como las del Tratado de Libre Comercio, que pasan a dejar en la miseria a muchos mexicanos, tanto campesinos y pequeños productores, porque son “comidos” por las grandes empresas agroindustriales; tanto como los obreros y pequeños empresarios porque no pueden competir con las grandes trasnacionales que se meten sin que nadie les diga nada y hasta les dan gracias, y ponen sus bajos salarios y sus altos precios. O sea que, como quien dice, algunas de las bases económicas de nuestro México, que eran el campo y la industria y el comercio nacionales, están bien destruidas y apenas quedan unos pocos escombros que seguro también van a vender.

Y éstas son grandes desgracias para nuestra Patria. Porque pues en el campo ya no se producen los alimentos, sino sólo lo que venden los grandes capitalistas, y las buenas tierras son robadas con mañas y con el apoyo de los políticos. O sea que en el campo está pasando igual que cuando el Porfirismo, nomás que, en lugar de hacendados, ahora son unas empresas extranjeras las que tienen al campesino bien jodido. Y donde antes había créditos y precios de protección, ahora sólo hay limosnas, ..y a veces ni eso.

En su lado del trabajador de la ciudad pues las fábricas cierran y se quedan sin trabajo, o se abren las que se llaman maquiladoras, que son del extranjero y que pagan una miseria por muchas horas de trabajo. Y entonces no importa el precio de los productos que necesita el pueblo porque, aunque está caro o barato, pues no hay la paga. Y si alguien se trabajaba en una pequeña o mediana empresa, pues ya no, porque se cerró y la compró una gran trasnacional. Y si alguien tenía un pequeño negocio, pues también se desapareció o se puso a trabajar clandestinamente para las grandes empresas que los explotan una barbaridad, y hasta ponen a trabajar a los niños y niñas. Y si el trabajador estaba en un su sindicato para demandar sus derechos legalmente, pues no, que ahora el mismo sindicato le dice que hay que apechugar que bajan el salario o la jornada de trabajo o quitan prestaciones, porque si no pues la empresa cierra y se va para otro país. Y luego pues está eso del “microchangarro”, que es como el programa económico del gobierno para que todos los trabajadores de la ciudad se pongan a vender chicles o tarjetas de teléfono en las esquinas. O sea que pura destrucción económica también en las ciudades.

Y entonces lo que pasa es que, como la economía del pueblo está bien jodida tanto en el campo como en la ciudad, pues muchos mexicanos y mexicanas tienen que dejar su Patria, o sea la tierra mexicana, e irse a buscar trabajo en otro país que es Estados Unidos y ahí no los tratan bien, sino que los explotan, los persiguen y los desprecian y hasta los matan.

Entonces en el neoliberalismo que nos imponen los malos gobiernos pues no ha mejorado la economía, al contrario, el campo está muy necesitado y en las ciudades no hay trabajo. Y lo que está pasando es que México se está convirtiendo nomás en donde nacen y un rato, y otro rato se mueren, los que trabajan para la riqueza de los extranjeros principalmente de los gringos ricos. Por eso decimos que México está dominado por Estados Unidos.

Bueno, pero no sólo pasa esto, sino que también el neoliberalismo cambió a la clase política de México, o sea a los políticos, porque los hizo como que son empleados de una tienda, que tienen que hacer todo lo posible por vender todo y bien barato. Ya ven que cambiaron las leyes para quitar el artículo 27 de la Constitución y se pudieran vender las tierras ejidales y comunales. Eso fue el Salinas de Gortari, y él y sus bandas dijeron que es por bien del campo y del campesino, y que así va a prosperar y a vivir mejor. ¿Acaso ha sido así? El campo mexicano está peor que nunca y los campesinos más jodidos que cuando Porfirio Díaz. Y también dijeron que van a privatizar, o sea a vender a los extranjeros, las empresas que tenía el Estado para apoyar el bienestar del pueblo. Que porque no funcionan bien y les falta modernizarse, y que mejor venderlas. Pero, en lugar de mejorar, los derechos sociales que se conquistaron en la revolución de 1910 son ahora como para dar lástima… y coraje. Y también dijeron que hay que abrir las fronteras para que entre todo el capital extranjero, que así se van a apurar los empresarios mexicanos y a hacer mejor las cosas. Pero ahora vemos que ya ni hay empresas nacionales, todo se lo comieron los extranjeros, y lo que venden está peor que lo que se hacía en México.

Y bueno, pues ahora también los políticos mexicanos lo quieren vender PEMEX o sea el petróleo que es de los mexicanos, y la única diferencia es que unos dicen que se vende todo y otros dicen que sólo se vende una parte. Y también quieren privatizar el seguro social, y la electricidad, y el agua, y los bosques, y todo, hasta que no quede nada de México y nuestro país sólo sea como un terreno baldío o un lugar para su diversión de los ricos de todo el mundo, y los mexicanos y mexicanas estemos como sus sirvientes, pendientes de qué se les ofrece, mal viviendo, sin raíces, sin cultura, sin Patria pues.

O sea que los neoliberalistas lo quieren matar a México, a nuestra patria mexicana. Y los partidos políticos electorales no nada más no defienden, sino que primero que nadie son los que se ponen al servicio de los extranjeros, principalmente de los de Estados Unidos, y son los que se encargan de engañarnos, haciéndonos que miramos para otro lado mientras venden todo y se quedan ellos con la paga. Todos los partidos políticos electorales que hay ahorita, no nomás unos. Piensen ustedes si algo han hecho bien y verán que no, que puras robaderas y transas. Y vean como los políticos electorales siempre tienen sus buenas casas y sus buenos carros y sus lujos. Y todavía quieren que les damos las gracias y que otra vuelta votamos por ellos. Y es que de plano, como luego dicen, no tienen madre. Y no la tienen porque de por sí no tienen Patria, sólo tienen cuentas bancarias.

Y también vemos que crece mucho el narcotráfico y los crímenes. Y a veces pensamos que los criminales son como los presentan en los corridos o las películas, y tal vez algunos son así, pero no son los meros jefes. Los meros jefes andan bien vestidos, tienen estudios en el extranjero, son elegantes, no se andan escondiendo sino que comen en buenos restaurantes y salen en los periódicos muy bonitos y bien vestidos en sus fiestas, o sea que, como luego se dice, son “gente bien”, y algunos hasta son gobernantes, diputados, senadores, secretarios de estado, empresarios prósperos, jefes de policía, generales.

¿Estamos diciendo que la política no sirve? No, lo que queremos decir es que ESA política no sirve. Y no sirve porque no toma en cuenta al pueblo, no lo escucha, no le hace caso, nomás se le acerca cuando hay elecciones, y ya ni siquiera quieren votos, ya basta con las encuestas para decir quien gana. Y entonces pues puras promesas de que van a hacer esto y van a hacer lo otro, y ya luego, pues anda-vete y no los vuelves a ver, mas que cuando sale en las noticias que ya se robaron mucho dinero y no les van a hacer nada porque la ley, que esos mismos políticos hicieron, los protege.

Porque ése es otro problema, y es que la Constitución ya está toda manoseada y cambiada. Ya no es la que tenía los derechos y las libertades del pueblo trabajador, sino que ahora están los derechos y las libertades de los neoliberalistas para tener sus grandes ganancias. Y los jueces están para servir a esos neoliberalistas, porque siempre dan su palabra a favor de ellos, y a los que no son ricos pues les tocan las injusticias, las cárceles, los cementerios.

Bueno, pues aún con todo este desbarajuste que están haciendo los neoliberalistas, hay mexicanos y mexicanas que se organizan y hacen lucha de resistencia.

Y así nos enteramos que hay indígenas, que sus tierras están retiradas de aquí de Chiapas, y que hacen su autonomía y defienden su cultura y cuidan la tierra, los bosques, el agua.

Y hay trabajadores del campo, o sea campesinos, que se organizan y hacen sus marchas y movilizaciones para exigir créditos y apoyos al campo.

Y hay trabajadores de la ciudad que no se dejan que les quiten sus derechos o que privaticen sus trabajos, sino que protestan y se manifiestan para que no les quiten lo poco que tienen y para que no le quiten al país lo que es suyo de por sí, como la electricidad, el petróleo, la seguridad social, la educación.

Y hay estudiantes que no dejan que se privatice la educación y luchan porque sea gratuita y popular y científica, o sea que no cobren, que toda la gente pueda aprender, y que en las escuelas no enseñen tarugadas.

Y hay mujeres que no dejan que las traten como adorno o que las humillen y desprecien nomás por mujeres, sino que se organizan y luchan por el respeto que merecen como mujeres que son.

Y hay jóvenes que no aceptan que los embrutecen con las drogas o que los persiguen por sus modos de ser, sino que se hacen conscientes con su música y su cultura, su rebeldía pues.

Y hay homosexuales, lesbianas, transexuales y muchos modos, que no se conforman con que los burlan, y los desprecian, y los maltratan, y hasta los matan porque tienen otro modo que es diferente, y los tratan de anormales o delincuentes, sino que hacen sus organizaciones para defender su derecho a la diferencia.

Y hay sacerdotes y monjas y los que se llaman seglares, que no están con los ricos ni resignados en la rezadera, sino que se organizan para acompañar las luchas del pueblo.

Y hay los que se llaman luchadores sociales, que son hombres y mujeres que toda su vida se la han pasado luchando por el pueblo explotado, y son los mismos que participaron en las grandes huelgas y acciones obreras, en las grandes movilizaciones ciudadanas, en los grandes movimientos campesinos, y que sufrieron las grandes represiones, y como quiera, aunque algunos ya tienen edad, siguen sin rendirse, y ahí andan de un lado a otro buscando la lucha, buscando la organización, buscando la justicia, y se hacen organizaciones de izquierda, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de derechos humanos, organizaciones de defensa de presos políticos y de aparición de los desaparecidos, publicaciones de izquierda, organizaciones de maestros o estudiantes, o sea lucha social, y hasta organizaciones político-militares, y nomás no se están quietos y mucho saben porque mucho han visto y oído y vivido y luchado.

Y así en general, nosotros vemos que en nuestro país, que se llama México, hay mucha gente que no se deja, que no se rinde, que no se vende. O sea que es digna. Y eso nos da mucho contento y alegría porque con toda esa gente pues no tan fácil van a ganar los neoliberalistas y tal vez si se logra salvar a nuestra Patria de los grandes robos y destrucción que le hacen. Y pensamos que ojalá nuestro “nosotros” incluyera todas esas rebeldías…

V.- DE LO QUE QUEREMOS HACER.

Bueno, pues ahora les vamos a decir lo que queremos hacer en el mundo y en México, porque no podemos ver todo lo que pasa en nuestro planeta y quedarnos nomás callados, como si sólo nosotros estamos donde estamos.

Pues en el mundo lo que queremos es decirle a todos los que resisten y luchan con sus modos y en sus países, que no están solos, que nosotros los zapatistas, aunque somos muy pequeños, los apoyamos y vamos a ver el modo de ayudarlos en sus luchas y de hablar con ustedes para aprender, porque de por sí lo que hemos aprendido es a aprender.

Y queremos decirle a los pueblos latinoamericanos que es para nosotros un orgullo ser una parte de ustedes, aunque sea pequeña. Que bien que nos acordamos cuando hace años también se iluminaba el continente y una luz se llamaba Che Guevara, como antes se llamó Bolívar, porque a veces los pueblos agarran un nombre para decir que agarran una bandera.

Y queremos decirle al pueblo de Cuba, que ya lleva muchos años resistiendo en su camino, que no está solo y que no estamos de acuerdo con el bloqueo que les hacen y que vamos a ver el modo de mandarles algo, aunque sea maíz, para su resistencia. Y queremos decirle al pueblo norteamericano, que nosotros no revolvemos y sabemos que una cosa son los malos gobiernos que tienen y que pasan a perjudicar a todo el mundo, y otra muy diferente los norteamericanos que luchan en su país y se solidarizan con las luchas de otros pueblos. Y queremos decirle a los hermanos y hermanas Mapuche, en Chile, que vemos y aprendemos de sus luchas. Y a los venezolanos que bien que miramos cómo defienden su soberanía o sea el derecho de su Nación a decidir para dónde va. Y a los hermanos y hermanas indígenas del Ecuador y Bolivia les decimos que nos están dando una buena lección de historia a toda Latinoamérica porque ahora sí que le están poniendo un alto a la globalización neoliberal. Y a los piqueteros y a los jóvenes de Argentina les queremos decir eso, que los queremos. Y a los que en Uruguay se quieren un mejor país que los admiramos. Y a los que están sin tierra en Brasil que los respetamos. Y a todos los jóvenes de Latinoamérica que está bueno lo que están haciendo y que nos da una gran esperanza.

Y queremos decirles a los hermanos y hermanas de la Europa Social, o sea la que es digna y rebelde, que no están solos. Que nos alegran mucho sus grandes movimientos contra las guerras neoliberalistas. Que miramos con atención sus formas de organización y sus modos de luchar para que tal vez algo aprendemos. Que estamos viendo el modo de apoyarlos en sus luchas y que no les vamos a mandar euros porque luego se devalúan por lo del relajo de la Unión Europea, pero tal vez les vamos a mandar artesanías y café para que lo comercializan y algo se ayudan en sus trabajos para la lucha. Y tal vez también les mandamos pozol que da mucha fuerza en la resistencia, pero quien sabe si les mandamos porque el pozol es más bien de nuestro modo y qué tal que les perjudica la panza y se debilitan sus luchas y los derrotan los neoliberalistas.

Y queremos decirles a los hermanos y hermanas de África, Asia y Oceanía que sabemos que también se están luchando y que queremos conocer más de sus ideas y sus prácticas.

Y queremos decirle al mundo que lo queremos hacer grande, tan grande que quepan todos los mundos que resisten porque los quieren destruir los neoliberalistas y porque no se dejan así nomás sino que luchan por la humanidad.

Bueno, pues en México lo que queremos hacer es un acuerdo con personas y organizaciones mero de izquierda, porque pensamos que es en la izquierda política donde mero está la idea de resistirse contra la globalización neoliberal, y de hacer un país donde haya, para todos, justicia, democracia y libertad. No como ahorita que sólo hay justicia para los ricos, sólo hay libertad para sus grandes negocios y sólo hay democracia para pintar las bardas con propaganda electoral. Y porque nosotros pensamos que sólo de la izquierda puede salir un plan de lucha para que nuestra Patria, que es México, no se muere.

Y entonces, lo que pensamos es que, con estas personas y organizaciones de izquierda, hacemos un plan para ir a todas las partes de México donde hay gente humilde y sencilla como nosotros.

Y no es que vamos a decirles qué deben hacer o sea a darles orden.

Tampoco es que vamos a pedirles que voten por un candidato, que ya sabemos que los que hay son neoliberalistas.

Tampoco es que les vamos a decir que hagan igual a nosotros, ni que se levanten en armas.

Lo que vamos a hacer es preguntarles cómo es su vida, su lucha, su pensamiento de cómo está nuestro país y de cómo hacemos para que no nos derroten.

Lo que vamos a hacer es tomar su pensamiento de la gente sencilla y humilde y tal vez encontramos en ella el mismo amor que sentimos nosotros por nuestra patria.

Y tal vez encontramos un acuerdo entre los que somos sencillos y humildes y, juntos, nos organizamos en todo el país y ponemos de acuerdo nuestras luchas que ahorita están solas, apartadas unas de otras, y encontramos algo así como un programa que tenga lo que queremos todos, y un plan de cómo vamos a conseguir que ese programa, que se llama “programa nacional de lucha”, se cumpla.

Y entonces, según el acuerdo de la mayoría de esa gente que vamos a escuchar, pues hacemos una lucha con todos, con indígenas, obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados, mujeres, niños, ancianos, hombres, y con todo aquel que tenga bueno su corazón y tenga la gana de luchar para que no se acabe de destruir y vender nuestra patria que se llama “México” y que viene quedando entre el río Bravo y el río Suchiate, y de un lado tiene el océano pacífico y del otro el océano atlántico.

VI.- DE COMO LO VAMOS A HACER.

Y entonces ésta es nuestra palabra sencilla que va dirigida a la gente humilde y simple de México y el mundo, y a ésta nuestra palabra de ahora la llamamos:

Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

Y aquí estamos para decir, con nuestra palabra sencilla, que…

El EZLN mantiene su compromiso de cese al fuego ofensivo y no hará ataque alguno contra fuerzas gubernamentales ni movimientos militares ofensivos.

El EZLN mantiene todavía su compromiso de insistir en la vía de la lucha política con esta iniciativa pacífica que ahora hacemos. Por lo tanto, el EZLN seguirá en su pensamiento de no hacer ningún tipo de relación secreta con organizaciones político-militares nacionales o de otros países.

El EZLN refrenda su compromiso de defender, apoyar y obedecer a las comunidades indígenas zapatistas que lo forman y son su mando supremo, y, sin interferir en sus procesos democráticos internos y en la medida de sus posibilidades, contribuir al fortalecimiento de su autonomía, buen gobierno y mejora de sus condiciones de vida. O sea que lo que vamos a hacer en México y el mundo, lo vamos a hacer sin armas, con un movimiento civil y pacífico, y sin descuidar ni dejar de apoyar a nuestras comunidades.

Por lo tanto…

En el mundo…

1.- Haremos más relaciones de respeto y apoyos mutuos con personas y organizaciones que resisten y luchan contra el neoliberalismo y la humanidad.

2.- En la medida de nuestras posibilidades mandaremos apoyos materiales como alimentos artesanías para los hermanos y hermanas que luchan en todo el mundo.

Para empezar, vamos a pedir prestado a la Junta de Buen Gobierno de La Realidad, el Camión que se llama “Chompiras” y le caben parece que 8 toneladas, y lo vamos a llenar de maíz y tal vez dos tambos de 200 litros cada uno con gasolina o petróleo, según qué les conviene, y los vamos a entregar en la embajada de Cuba en México para que lo mandan en su pueblo cubano como un apoyo de los zapatistas para su resistencia contra el bloqueo norteamericano. O tal vez hay un lugar más acá para entregar porque siempre está retirado hasta la Ciudad de México y qué tal que se descompone el “Chompiras” y vamos a quedar mal. Y eso pues hasta que sale la cosecha que ahorita está verdeando en la milpa y si no nos atacan, porque si mandamos en estos meses que vienen pues puro elote mandamos y no llega bien ni en tamales, mejor en noviembre o diciembre, según.

Y también vamos a hacer acuerdo con las cooperativas de mujeres de las artesanías para mandar un buen tanto de bordados a las Europas que tal vez ya no son Unión, y también tal vez mandamos café orgánico de las cooperativas zapatistas, para que lo vendan y saquen un poco de paga para su lucha. Y si no se vende pues siempre pueden echar un cafecito y platicar de la lucha antineoliberal, y si hace un poco de frío pues se tapan con los bordados zapatistas que sí resisten bien hasta los lavados a mano y piedra y, además, no despintan.

Y a los hermanos y hermanas indígenas de Bolivia y Ecuador también les vamos a mandar un poco de maíz no-transgénico y nomás que no sabemos donde mero entregar para que llegue cabal pero sí estamos dispuestos para dar esta pequeña ayuda.

3.- Y a todos y todas que resisten en todo el mundo les decimos que hay que hacer otros encuentros intercontinentales, aunque sea otro uno. Tal vez diciembre de este año o enero próximo, hay que pensar. No queremos decir mero cuándo, porque se trata de que hacemos acuerdo parejo en todo, de dónde, de cuando, de cómo, de quién. Pero que no sea de templete donde unos pocos hablan y todos los demás escuchan, sino que sin templete, puro plano y todos hablan, pero en orden porque si no pues pura bulla y no se entiende la palabra, y con buena organización todos escuchan, y así apuntan en sus cuadernos las palabras de resistencia de otros para que luego cada quien lo platica a sus compañeros y compañeras en sus mundos. Y nosotros pensamos que sea en un lugar que tenga una cárcel muy grande, porque qué tal que nos reprimen y nos encarcelan, y para no estar todos amontonados sino que presos pero, eso sí, bien organizados, y ahí en la cárcel le seguimos el encuentro intercontinental por la humanidad y contra el neoliberalismo. Entonces ahí luego les decimos cómo hacemos para ponernos de acuerdo en cómo nos vamos a poner de acuerdo. Bueno pues así es como pensamos hacer lo que queremos hacer en el mundo. Ahora sigue…

En México…

1.- Vamos a seguir luchando por los pueblos indios de México, pero ya no sólo por ellos ni sólo con ellos, sino que por todos los explotados y desposeídos de México, con todos ellos y en todo el país. Y cuando decimos que todos los explotados de México también estamos hablando de los hermanos y hermanas que se han tenido que ir a Estados Unidos a buscar trabajo para poder sobrevivir.

2.- Vamos a ir a escuchar y hablar directamente, sin intermediarios ni mediaciones, con la gente sencilla y humilde del pueblo mexicano y, según lo que vamos escuchando y aprendiendo, vamos a ir construyendo, junto con esa gente que es como nosotros, humilde y sencilla, un programa nacional de lucha, pero un programa que sea claramente de izquierda o sea anticapitalista o sea antineoliberal, o sea por la justicia, la democracia y la libertad para el pueblo mexicano.

3.- Vamos a tratar de construir o reconstruir otra forma de hacer política, una que otra vuelta tenga el espíritu de servir a los demás, sin intereses materiales, con sacrificio, con dedicación, con honestidad, que cumpla la palabra, que la única paga sea la satisfacción del deber cumplido, o sea como antes hacían los militantes de izquierda que no paraban ni con golpes, cárcel o muerte, mucho menos con billetes de dólar.

4.- También vamos a ir viendo de levantar; una lucha para demandar que hacemos una nueva Constitución o sea nuevas leyes que tomen en cuenta las demandas del pueblo mexicano como son: techo, tierra, trabajo, alimento, salud, educación, información, cultura, independencia, democracia, justicia, libertad y paz. Una nueva Constitución que reconozca los derechos y libertades del pueblo, y defienda al débil frente al poderoso.

PARA ESTO….

El EZLN enviará una delegación de su dirección para hacer este trabajo en todo el territorio nacional y por tiempo indefinido. Esta delegación zapatista, junto con las organizaciones y personas de izquierda que se sumen a esta Sexta Declaración de la Selva Lacandona, irá a los lugares a donde nos inviten expresamente.

También avisamos que el EZLN establecerá una política de alianzas con organizaciones y movimientos no electorales que se definan, en teoría y práctica, como de izquierda, de acuerdo a las siguientes condiciones:

No a hacer acuerdos arriba para imponer abajo, sino a hacer acuerdos para ir juntos a escuchar y a organizar la indignación; no a levantar movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los hacen, sino a tomar en cuenta siempre la opinión de quienes participan; no a buscar regalitos, posiciones, ventajas, puestos públicos, del Poder o de quien aspira a él, sino a ir más lejos de los calendarios electorales; no a tratar de resolver desde arriba los problemas de nuestra Nación, sino a construir DESDE ABAJO Y POR ABAJO una alternativa a la destrucción neoliberal, una alternativa de izquierda para México.

Sí al respeto recíproco a la autonomía e independencia de organizaciones, a sus formas de lucha, a su modo de organizarse, a sus procesos internos de toma de decisiones, a sus representaciones legítimas, a sus aspiraciones y demandas; y sí a un compromiso claro de defensa conjunta y coordinada de la soberanía nacional, con la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica, el petróleo, el agua y los recursos naturales.

O sea que, como quien dice, invitamos a las organizaciones políticas y sociales de izquierda que no tengan registro, y a las personas que se reivindiquen de izquierda que no pertenezcan a los partidos políticos con registro, a reunimos en tiempo, lugar y modo que les propondremos en su oportunidad, para organizar una campaña nacional, visitando todos los rincones posibles de nuestra patria, para escuchar y organizar la palabra de nuestro pueblo. Entonces es como una campaña, pero muy otra porque no es electoral.

Hermanos y hermanas:

Ésta es nuestra palabra que declaramos:

En el mundo vamos a hermanarnos más con las luchas de resistencia contra el neoliberalismo y por la humanidad.

Y vamos a apoyar, aunque sea un poco, a esas luchas.

Y vamos, con respeto mutuo, a intercambiar experiencias, historias, ideas, sueños.

En México, vamos a caminar por todo el país, por las ruinas que ha dejado la guerra neoliberal y por las resistencias que, atrincheradas, en él florecen.

Vamos a buscar, y a encontrar, a alguien que quiera a estos suelos y a estos cielos siquiera tanto como nosotros.

Vamos a buscar, desde La Realidad hasta Tijuana, a quien quiera organizarse, luchar, construir acaso la última esperanza de que esta Nación, que lleva andando al menos desde el tiempo en que un águila se posó sobre un nopal para devorar una serpiente, no muera.

Vamos por democracia, libertad y justicia para quienes nos son negadas.

Vamos con otra política, por un programa de izquierda y por una nueva constitución.

Invitamos a los indígenas, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, amas de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, micro empresarios, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, científicos, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, ancianos, homosexuales y lesbianas, niños y niñas, para que, de manera individual o colectiva participen directamente con los zapatistas en esta CAMPAÑA NACIONAL para la construcción de otra forma de hacer política, de un programa de lucha nacional y de izquierda, y por una nueva Constitución.

Y pues ésta es nuestra palabra de lo que vamos a hacer y de cómo lo vamos a hacer. Ahí lo vean si es que le quieren entrar.

Y les decimos a los hombres y mujeres que tengan bueno su pensamiento en su corazón, que estén de acuerdo con esta palabra que sacamos y que no tengan miedo, o que tengan miedo pero que lo controlen, pues que digan públicamente si están de acuerdo con esta idea que estamos declarando y pues así vamos viendo de una vez quién y cómo y en dónde y cuándo es que se hace este nuevo paso en la lucha.

Por mientras lo piensan, les decimos que, hoy, en el sexto mes del año de 2005, los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional ya nos decidimos y ya suscribimos esta Sexta Declaración de la Selva Lacandona, y firmaron los que saben y los que no lo pusieron su huella, pero ya son menos los que no saben porque ya se avanzó la educación aquí en este territorio en rebeldía por la humanidad y contra el neoliberalismo, o sea en cielo y tierra zapatistas.

Y ésta fue nuestra sencilla palabra dirigida a los corazones nobles de la gente simple y humilde que resiste y se rebela contra las injusticias en todo el mundo.

¡DEMOCRACIA!
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. México, en el mes sexto, o sea en junio, del año del 2005.